Attar Nishaburi

Historia del schaikh San’an (tercera parte)

Recordaba las obras, en número de más de cien, que había leído e incluso escrito él mismo sobre la religión y el Corán, que tan bien se sabía de memoria; pero cuando el vino de la copa llegó a su estómago, su sentido espiritual se borró y sólo le quedó una vana pretensión. Todo lo que sabía desapareció de su inteligencia a medida que el vino ("badah") produjo su efecto; su espíritu se fue como el viento ("bad"). El vino lavó por completo de la tablilla de su consciencia el sentido espiritual que poseía antaño. El amor de esta muchacha lo volvió inquieto y todo lo que le había ocupado hasta entonces se desvaneció para él.

  Cuando el schaikh estuvo ebrio, su amor se volvió violento y su alma se agitó como el océano. Estando en la embriaguez, con la copa en la mano, miró a este ídolo y de repente perdió su libre albedrío; dejó deslizar su corazón de su mano y, excitado por el vino, quiso llevar la mano al cuello de la hermosa cristiana.

La joven le dijo: "Tú no eres un hombre de acción, tú sólo tienes pretensiones en amor; no conoces el sentido misterioso de las cosas. El estado normal no puede aliarse al amor, pero la infidelidad le es favorable. Si tienes firme el pie en el amor, tú posees el camino de mis bucles de cabellos enroscados. Pon el pie en la infidelidad, representada por mis bucles enredados; sigue la ruta de mis cabellos, desde el presente podrás poner la mano en mi cuello; pero si no quieres seguir este camino, levántate y vete; coge tu bastón y el manto de fakir".

Historia del schaikh San’an (Segunda parte)

Todos los amigos del schaikh se interesaron por él y se reunieron esa noche a causa de sus quejas. Uno de ellos le dijo: “¡Oh gran schaikh, levántate y expulsa la tentación de que eres presa! Levántate y haz la ablución legal de esta tentación". El schaikh le respondió: "Sabe, ¡oh impaciente! que esta noche he hecho cien abluciones con la sangre de mi corazón".   Otro le dijo: " ¿Dónde está tu rosario? ¿Pues cómo podrías conducirte bien sin rosario?" El respondió: "He echado al rosario de mi mano para poder ceñirme el `zunnar' cristiano". Otro le dijo aún: " ¡Oh viejo santo! si has pecado, arrepiéntete sin demora". El schaikh respondió: "Actualmente me arrepiento de haber seguido la ley positiva; quiero dejar la absurda posición donde estaba". Otro le dijo: " ¡Oh tú que conoces los secretos! despiértate y levántate para la oración". Él dijo: "Dónde está el `mihrab' de la cara de mi amiga, para que desde ahora no tenga otra preocupación que hacer allí el `namaz'?"

Otro le dijo: "¿Hasta cuándo mantendrás este discurso? Levántate y ve a adorar a Dios en secreto". El schaikh dijo: "Si mi ídolo estuviera aquí, me convendría entonces, en efecto, hacer adoración ante ella"...

El amor centinela

Un soldado encargado de hacer centinela se enamoró perdidamente, estando así día y noche sin sueño y sin reposo. Uno de sus amigos le dijo: " ¡Oh tú que estás privado del sueño! duerme al fin una noche por lo menos". -"El amor -respondió-, le va a mis funciones de centinela; ¿pues pueden permitir dormir estas dos cosas? Puesto que el sueño no le conviene al soldado que hace centinela, es ventajoso que esté enamorado. Con tal sentimiento que consiste en jugar su vida, se ha amparado de mí, se identifica con mis funciones y mis funciones entran en su dominio. ¿Cómo encontraría yo aunque sólo fuera un poco de sueño si no puedo cogerlo de ningún lado? Cada noche el amor me pone a prueba y me hace observar así la consigna". A veces, en efecto, este enamorado iba y golpeaba con su cachiporra; otras veces, de dolor, se golpeaba el rostro y la cabeza. Si, por azar, privado como estaba de sueño y de comida, se dormía un instante, soñaba con su amor. No dejaba pasar a nadie en toda la noche sin gritar: "¿Quién vive?", a menos que durmiera...

El anillo de Salomon

Ninguna piedra tuvo jamás la eminente prerrogativa del engaste del anillo de Salomón. La fama y la reputación de este anillo eran extremas y, sin embargo, el engaste era simplemente una piedra del peso de medio dang. Cuando Salomón cogió esta piedra para engaste de su sortija, toda la superficie de la Tierra estuvo bajo su poder. Salomón vio así su reino establecido; vio el horizonte bajo su ley. La superficie de su reino era, pues, inmensa; el viento lo llevaba por todos sitios a su antojo y, en realidad, sólo poseía su piedra de medio dang. Y dijo: "Como mi reino y mi gobierno sólo son estables por esta piedra, no quiero que en el mundo espiritual o temporal pueda nadie poseer desde ahora tal potencia".

La perdiz

Se acercó después la perdiz, contenta y andando con gracia; salió de su agujero tímidamente y como en estado de embriaguez. Su pico es rojo, su plumaje de color oro, la sangre hierve en sus ojos. Tanto vuela con cinto y espada, tanto desvía la cabeza ante la espada. "He permanecido constantemente en las ruinas -dice-, porque me gustan mucho las pedrerías.

El amor a las joyas ha encendido un fuego en mi corazón y es suficiente para mi felicidad. Cuando se manifiesta el calor de este fuego, la grava que me he tragado enrojece como si estuviera ensangrentada; y puedes ver que cuando el fuego produce su efecto da enseguida a la piedra el color de la sangre. He permanecido entre la piedra y el fuego en la inacción y la perplejidad. Ardiente y apasionada, como grava y, con el corazón inflamado, duermo sobre piedra...

Historia del schaikh San’an (primera parte)

El schaikh San'an era un santo personaje de su tiempo, más perfecto que todo lo que se pueda decir. Este schaikh permaneció retirado durante cincuenta años con cuatrocientos discípulos perfectos. Cada uno de estos discípulos, ¡cosa admirable!, no dejaba de hacer penitencia día y noche. Tenía como herencia las obras y la ciencia y también tenía amigos; tenía las ventajas exteriores y también tenía la revelación interior, así como la inteligencia de los misterios. Había realizado cuatro o cinco veces el peregrinaje a la Meca; había dedicado a este ejercicio un tiempo considerable. Hacía oraciones y ayunos sin número; no omitía ninguna práctica de la sunna. Sus mayores estaban fuera de sí con respecto a él, viéndose así sobrepasados.

Otra anécdota sobre Abu Said Khircani

El schaikh Khircani habló así, ¡cosa admirable! en el último momento de su vida, cuando su alma estaba en sus labios, dispuesta a escaparse: "Quisiera Dios que abrieran mi cuerpo y que arrancaran mi quemado corazón, que mostraran después mi corazón a los hombres y que les explicaran en qué consisten mis dificultades,a fin de que supieran que la adoración de los ídolos no conviene al que conoce los secretos espirituales...

Respuesta de un sufí

Un hombre distinguido dijo a un sufí: "¡Oh hermano mío! ¿Cómo pasas tú tu tiempo?" -"Yo vivo -le respondió--, en unos baños; allí tengo los labios secos y la ropa mojada y no me atrevo a cortar pan para comer, por temor a tener el cuello cortado."

Si por un instante buscas el bienestar en este mundo, es necesario que te duermas o que repitas lo que has visto en sueños. Sin embargo, ponte alerta cuando busques la felicidad, a fin de llegar valientemente del lado del puente Sirat. La satisfacción no está visible en el camino del mundo, pues no se encuentra en él en absoluto. Mientras que el alma concupiscente exista como un ardiente fuego, el corazón no estará contento y, si recorres el mundo por un asunto personal, nadie atestiguará de su satisfacción.

Un hombre distinguido dijo a un sufí: "¡Oh hermano mío! ¿Cómo pasas tú tu tiempo?" -"Yo vivo -le respondió--, en unos baños; allí tengo los labios secos y la ropa mojada y no me atrevo a cortar pan para comer, por temor a tener el cuello cortado."

Si por un instante buscas el bienestar en este mundo, es necesario que te duermas o que repitas lo que has visto en sueños. Sin embargo, ponte alerta cuando busques la felicidad, a fin de llegar valientemente del lado del puente Sirat. La satisfacción no está visible en el camino del mundo, pues no se encuentra en él en absoluto. Mientras que el alma concupiscente exista como un ardiente fuego, el corazón no estará contento y, si recorres el mundo por un asunto personal, nadie atestiguará de su satisfacción.

Un esclavo agradecido

Un rey, benévolo por naturaleza, dio un día una fruta a uno de sus esclavos. Este se puso a comer esta fruta con placer diciendo que nunca había probado una fruta más deliciosa. Estas palabras le dieron el deseo al rey de probarla también y le pidió al esclavo la mitad de esta fruta que él encontraba tan excelente. Este le dio, pues, al rey esta mitad y, cuando el monarca la hubo probado, encontró amarga esta fruta. Frunció las cejas y expresó su asombro de que su esclavo hubiera encontrado dulce semejante amargura. Pero este esclavo, que había entrado en la vía del espiritualismo, le respondió: "Señor,he recibido de tus manos tantos regalos, que no podría rechazar el amargo fruto que me das. Si a cada instante me llega un tesoro de tus manos, ¿por qué me afligiría sólo por una amargura? Puesto que me has colmado de tus beneficios, ¿por qué me alejaría de ti una amargura?"

El loco de amor por Dios

Había en una esquina un pobre loco y delante de él estaba un célebre rey de Egipto. Este último le dijo: "Veo en ti una especie de habilidad: es la de gozar del reposo". El loco respondió: "¿Cómo encontraría reposo si no puedo librarme de las pulgas ni de las moscas? Durante todo el día me atormentan las moscas y durante la noche las pulgas me impiden dormir. Un pequeño mosquito que entró en la oreja de Nemrod perturbó el cerebro de este insensato. Quizá yo sea el Nemrod de este tiempo pues tengo en herencia, de parte de mi amigo, las moscas, los mosquitos y las pulgas".

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