Sohrāb Sepehri

El cuento de la noche vieja

Oh el que se perdió en las maravillas verdes estelares.

La figura de la ignorancia personifica la roca virgen.

 El corazón de agua suspirando por el reflejo de un jardín

 Los sabores de manzana todos los días de la ilusión en la boca.

Oh viejo miedo. Mis dedos fueron entumecidos cuando viniste a mí.

 Esta noche mis manos no conocen el miedo:

 Esta noche arrancan las frutas de las ramas de los mitos.

Esta noche cada árbol da las hojas que mis temores.

 Discurso audaz descongela en la reunión de la quema de los ojos

Oh inicios de colores. Proteja los ojos de la magia negra:

Todavía estoy soñando con bendiciones nocturnas , desconocida.

 Todavía estoy sediento de aguas onduladas.

 Mis botones parecen antiguas palabras mágicas.

 En los prados tuvimos nuestra última fiesta carnal antes de que comenzaran las palabras.

Tierno tiempo de la arena

La lluvia lavaba los límites de la calma.

Yo jugaba con las arenas húmedas del partir, soñaba con coloridos viajes y sentía nostalgia.

Desplegado en el jardín había un mantel entrañable.

En el centro del mantel, como un presentimiento iluminado, un racimo de uva cubría toda la duda.

La reconstrucción del silencio me perturbó.

Vi que el árbol existía. Si existe el árbol, es claro que hay que existir.

Hay que existir y seguir las huellas de las historias contadas hasta el cauce blanco.

Mas, ay, variopinta desilusión!

El sonido del paso del agua

 "Rezo cuando el viento

llama a la oración desde el minarete de los cipreses",

y por el más próximo: el hombre y él mismo:

"La vida es multiplicar la tierra

por los latidos de nuestro corazón".

Hombre y mundo son uno y uno es su destino, un destino natural:

"Nuestra misión no es averiguar el secreto de la rosa.

es, tal vez,

 

"Rezo cuando el viento

llama a la oración desde el minarete de los cipreses",

y por el más próximo: el hombre y él mismo:

"La vida es multiplicar la tierra

por los latidos de nuestro corazón".

Hombre y mundo son uno y uno es su destino, un destino natural:

"Nuestra misión no es averiguar el secreto de la rosa.

es, tal vez,

nadar en el hechizo de la rosa.

Levantemos nuestro campamento detrás del saber"

Dirección

"¿Dónde está la morada del amigo?"

Fue al alba cuando el jinete hizo la pregunta.

El cielo se detuvo de inmediato, un transeúnte entregó generoso a las tinieblas de arena una rama de luz que tenía en los labios;

luego señaló con el dedo un sauce blanco y dijo:

"Antes de llegar a este árbol hay una callejuela boscosa más verde que el sueño del Dios, donde el amor es tan azul como el plumaje de la sinceridad.

Irás hasta el final de esta alameda que pasada la pubertad aparece, luego torcerás hacia la flor de la soledad.

A dos pasos de la flor, te detendrás al pie del eterno surtidor de los mitos de la tierra.

Allí te envolverá un pánico transparente; en la intimidad fluida del espacio oirás cierto rumor:

Verás a un niño encaramado en un pino alto dispuesto a coger las crías del nido de la luz y le preguntarás: "

¿Dónde está la morada del Amigo?"

Iluminaciones

Un cielo sin nubes, ni un soplo de viento, me siento al borde de la fuente.

Los lentos movimientos del pez de colores, el resplandor y yo, la tierra y el agua...La vida se concentra en un ramo recién lavado. Mi madre está limpiando hojas de albahaca dulce.

Pan y queso blanco, un cielo sin nubes, la seda húmeda de brotes de petunia .La salvación está cerca, abrigada entre las hojas de las flores del parque.

La luz en un bol de bronce derrama caricias.

La escalera baja la mañana de lo alto de los altos muros, y la expande sobre el suelo.

Detrás de la sonrisa secreta de cada cosa hay una pequeña ventana en la pared circundante del tiempo a través de la cual mi rostro aparece...

Agua

No enlodemos el agua. Imagina que muy cerca una paloma está bebiendo de ella, o en una distante arboleda un pinchón está lavando sus alas en ella, o en alguna aldea llenan una jarra.

No enlodemos el agua. Tal vez fluyendo el agua corre hasta los pies de un álamo y apacigua a alguien el dolor de su corazón. Un derviche, quizás, ha humedecido su manto en ella. Una joven permanece en sus orillas...el agua duplica su belleza.

No enlodemos el agua. ¡Qué deliciosa es esta agua! ¡Qué refrescante su corriente!

Aquella gente que vive río arriba, ¡qué afortunados son! ¡Sus primaveras pueden ser siempre frescas, sus vacas siempre fértiles!

No he visto sus aldeas, pero seguramente los pies de Dios están sobre sus suelos que se están trillando y la luna allí ilumina la anchura de sus palabras...

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