ABRAHAM Y EL ANGEL DE LA MUERTE

 Cuando el amigo de Dios estuvo en la agonía, no entró sin pena su alma a Azrail: "Retírate -le dijo-, y dile al Rey del

universo que no exija el alma de su amigo". Pero Dios altísimo dijo: "Si eres mi amigo, debes desear venir a encontrarme.

Habría que arrancar con la espada la vida del que sintiera darla por su amigo". Una persona que estaba presente dijo: " ¡Oh

Abraham, luz del mundo! ¿Por qué no quieres dar de buen grado tu vida por Azrail? ¿Cómo es posible que los amantes hayan

jugado sus vidas en el camino del espiritualismo y que tú estés tan apegado a él?" -" ¿Cómo podría -respondió Abraham-,

dejar gustosamente la vida, cuando el pie de Azrail se ha puesto por medio? Cuando Gabriel vino cerca del fuego y me dijo

que le pidiera algo, yo no lo miré, porque sólo pensaba en Dios. Si yo he desviado mi cabeza de Gabriel, ¿cómo entregaría mi

alma a Azrail? No quiero hacer el sacrificio voluntario de mi vida hasta que no oiga al mismo Dios decirme: `Da tu vida'.

Cuando reciba la orden de abandonarla, el mundo de mi alma no valdrá para mí ni medio grano de cebada. ¿Cómo, en los dos

mundos, daría yo mi vida a alguien, sin que me lo ordene él mismo? Esto es todo lo que tengo que decir."

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