El difunto criminal

El difunto criminal

Un indigente murió en estado de crimen y, cuando lo llevaban a enterrar, un devoto que pasaba se apartó diciendo que no había de rezar por tal hombre; pero a la noche siguiente vio en sueños a este desgraciado en el cielo, con el rostro tan brillante como el sol. En su admiración le dijo: "¿Cómo has obtenido, hijo mío, un lugar tan elevado, tú que has vivido siempre en el crimen y que estás manchado de la cabeza a los pies?" Él le respondió: "Dios me ha hecho misericordia a causa de tu falta de compasión hacia mí, a mí cuya conducta ha sido tan desordenada". Ve la sabiduría de Dios en el juego de su amor por los hombres. El rechaza o concede su misericordia. En su sabiduría, envía por ejemplo, en una noche tan negra como el cuervo, a un niño con una lámpara; después envía un rápido viento y le dice: "Levántate y ve a apagar esta lámpara." Después coge a este niño en el camino y le dice que por qué ha apagado la lámpara. Si reprende así a este niño, es a fin de no dirigirle, en el día de las cuentas, más que benévolos reproches.

Si todos los hombres fueran asiduos de la oración, Dios no tendría necesidad de emplear en su sabiduría el juego del amor. Sólo de esta manera el despliegue de su sabiduría será completo y es así como ocurre siempre. En su camino hay miles de sabidurías de las que una sola parcela es un océano de misericordia. Día y noche ¡oh hijo mío! las siete esferas celestes están empleadas para ti. La obediencia a Dios por parte de los espíritus celestiales tiene lugar en tu favor. El cielo y el infierno son el reflejo, uno de tu bondad, el otro de tu maldad. Los ángeles te han adorado todos. La parte y el todo se han perdido en tu esencia. No te mires pues con desprecio, pues no hay nada por encima de ella. Tu cuerpo es la parte del todo y tu alma es el todo entero. No te rebajes pues a tus propios ojos. Conociendo tu todo, tu parte se te manifiesta. Cuando tu alma se ha mostrado, tus miembros se han producido también. El cuerpo no es destino del alma, es una parte suya y el alma no es distinta del todo, es una parte suya. En este camino único, no hay número; nunca se debe hablar pues de porción ni de todo. Encima de ti hay miles de nubes que derraman el agua de la misericordia para aumentar tu deseo. Es para ti para quien llega el tiempo en que la rosa despliega la belleza de su vestido. Cualquier cosa que hayan hecho los ángeles, lo han hecho para ti, como está dicho en el Corán. El Creador te prodigará, en efecto, todos sus servicios, como un eterno "niçar".

 

Fuente: El Lenguaje de los Pájaros, Farid Uddin Attar, Traducción: Josefa García, Edicomunicación, Las Torres, 75 08033 Barcelona

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Tipo de texto: 
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