El dulce aroma del Profeta
El dulce aroma del Profeta
Autor: Rumí (de su libro “Mathnawī”)
A un lejano pueblo llegó una caravana de camellos. Una de las casas tenía la puerta a medio abrir. Un viajero dijo:
“Bajemos nuestras cosas y protejámonos del duro frío.”
De momento se oyó una voz desde el interior de la casa:
“¡Antes de penetrar dejen sus pertenencia afuera!”
No lleves contigo lo que debe quedar afuera pues te espera un encuentro importante.
El que habló de esta forma era un esclavo mozo de caballos .Poseía nombre de siervo pero en realidad era un sultán. Su dueño, no estaba consciente de lo que tenía cerca y lo miraba como miraba Iblis a Adán. Una vez, este esclavo enfermó y su malestar fue informado al Profeta. Pero su amo no sabía de su estado. Por nueve días este esclavo, nombrado Hilal, estuvo al borde de la muerte sin que nadie lo supiera.
El Profeta recibió una revelación diciéndole que fuera a visitar a alguien llamado Hilal, que era un hombre atraído por él.
Cuando el dueño fue avisado de que iba recibir la visita del Profeta, creyó que era él el merecedor de tal honor y se arrobó en entusiasmo. Hizo regalos al portador de tan buena noticia y hasta beso el suelo con gran arrebato. Al llegar el Profeta el hombre rico le dijo:
“¡Bienvenido! ¡Su presencia engalana mi casa! ¡Que este lugar sea a partir de este momento como el lugar de la vida eterna!”
El Profeta le contestó:
“¡No es a ti a quien vengo a ver!
-¡Que mi alma se sacrifique por ti! exclamó el dueño. ¿A quién deseas ver? ¡Que me convierta en polvo bajo los pies de aquel a quien vienes a ver!” El Profeta le dijo:
“¿Dónde está Hilal? ¡El que está echado en el suelo por causa de su enfermedad! ¡Quiero saber cómo está!
-Desconocía de su enfermedad. No sé de él desde hace algunos días. Pasa todo el tiempo con los corceles y las mulas. Está en el potrero.” El Profeta fue hacia este sitio.
(ver la continuación en archivo pdf)
Fuente: Traducción del francés por Dr. Abdulwali Amilcar,
del texto “Rûmî et le Soufisme” ,Eva de Vitray-Meyerovitch
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