El rey de Persia

El rey de Persia

Se cuenta que un rey de Persia alargaba su tiránica mano para arrebatarles las posesiones a sus súbditos, y comenzó a oprimirlos de esta manera, hasta tal punto que la gente emigraba a causa de sus extorsiones y para alejarse de las penurias. Cuando los súbditos escasearon, vióse mermada la prosperidad del país, las arcas vacías, y los enemigos crecidos en cuantía.

 

Aquel que desea en la calamidad ser socorrido

en la bonanza, generoso tendría que haber sido.

Si a un esclavo bien no lo tratas, se te va;

sé afable pues si no, un extraño tu esclavo será.

Un día en la asamblea se estaba leyendo del Sahnámé, un pasaje que trataba sobre la decadencia del reinado de Zohak y sobre la era de Freydun. El visir le dijo al rey: «¿Sabrías decirme por qué Freydun, que no tenía tesoros ni riquezas ni propiedades, pudo sentarse en el trono?». Dijo [el rey]: «Como has oído, las gentes se congregaron a su alrededor, lo apoyaron con entusiasmo y así se hizo rey». Dijo [el visir]: «¡Oh rey!, ya que el hecho de que la gente se agrupase a su alrededor es necesario para llegar a ser rey, ¿Por qué ahuyenta la población? ¿Quizá no quiera ser el rey?».

 

Cuida del ejército como de tu propia vida,

ya que el sultán mediante él domina.

 

El rey preguntó: «¿Cuál es la razón por la cual se congregan el ejército y los súbditos?».

Dijo [el visir]: «Un rey debe ser generoso y compasivo para que se acerquen a él y hallen amparo bajo su gobierno, cualidades que tú no tienes».

 

No puede ser sultán un tirano,

un lobo, ser pastor no podría.

Un rey que ejerce la tiranía

destruye la base de su reinado.

 

Al rey, los consejos de su ministro no agradaron, y tras oírlo, frunció el ceño y ordenó lo prendieran y lo encerraran en una mazmorra. No pasó mucho tiempo que los primos del rey se levantaron en rebelión y reunieron un ejército para reclamar el reino de su padre. Aquellos que estaban hastiados de su tiranía y se hallaban desperdigados, se unieron al ejército hostil con lo que reforzaron su poder hasta arrebatarle el reino a aquel rey y ellos lo sustituyeron.

 

Un rey que para sus súbditos es un tirano,

quienes le amaban son sus enemigos en la calamidad.

Siendo la plebe el ejército de un justo soberano,

vive en paz con ella para protegerte de la hostilidad.

 

Fuente: Golestán (La Rosaleda), Sa’dí al‐Shirazí, Editorial el Cobre, España

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Tipo de texto: 
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