El teólogo en la agonía

EL TEOLOGO EN LA AGONIA

Un sabio teólogo estaba agonizando y dijo: " ¡Ah! si yo hubiera sabido antes cómo -es más alto grado de honor el escuchar que el hablar, ¿habría perdido mi vida discurriendo? Aunque un discurso fuera tan excelente como el oro, más vale no decirlo". La acción es lo propio de los hombres dignos de su misión. ¿No vale más entregarse al amor divino en lugar de hablar? Si tuvieras, como los hombres espirituales, un tierno amor por la religión, encontrarías cierto lo que digo. Puesto que tu corazón es extraño al amor, todo lo que digo te parece fabuloso. Adormécete con abandono como el hombre que rechaza las prácticas exteriores de la religión y te recitaré mis agradables relatos. Si Attar te los ha hecho que te hayan encantado, el sueño te vendrá agradablemente. Duerme, pues, cómodamente: he derramado bastante aceite sobre la arena; he atado bastantes perlas al cuello de los cerdos. Bastante a menudo he preparado esta mesa y sin embargo me he levantado hambriento de ella. Bastante a menudo he amonestado a mi alma y no me ha obedecido; le he dado medicamentos y no le han hecho efecto.

Como nada me ha salido bien, me he lavado las manos de mí mismo y me he quedado aparte. Ha hecho falta que la atracción divina me llamara desde arriba, pues de otra forma lo que yo he hecho no habría sido regular. Como a cada instante mi alma coge más fuerza, no es de esperar que se vuelva mejor. No es porque no escucha nada por lo que se fortalece, pues si escucha todo a la vez, no se hace mejor. Hasta que yo no muera ahogado por mis suspiros, ¡ay, Señor! ella no se enmendará. ¡Cuidado con ella!

 

Fuente: El Lenguaje de los Pájaros, Barcelona

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
Share/Save