El tercer valle o valle del conocimiento (ma’rifat)

El tercer valle o valle del conocimiento (ma’rifat)

"Después del valle del que acabo de hablar -continuó la abubilla-, se presenta otro ante tu vista. Es el del conocimiento (marifat), que no tiene ni principio ni fin. No hay nadie que pueda tener una opinión diferente sobre la longitud del camino que hay que hacer a través de este valle. Realmente no hay ningún camino semejante a éste; pero uno es el viajero temporal, otro es viajero espiritual. El alma y el cuerpo, por la perfección o por el debilitamiento, están siempre en progreso o en decadencia. Necesariamente el camino espiritual sólo se manifiesta en los límites de las respectivas fuerzas de cada uno. En efecto, ¿cómo en este camino que recorrió Abraham, el amigo de Dios, podría seguir la débil araña el paso del elefante? La marcha de cada individuo será relativa a la excelencia que haya podido adquirir y cada uno sólo se acercará a la meta en razón a su disposición. Si un mosquito volara con todas sus fuerzas, ¿podría igualar alguna vez la impetuosidad del viento? Así, puesto que hay diferentes maneras de recorrer este espacio, cada pájaro no puede volar igual. El conocimiento espiritual tiene diferentes caras. Unos han encontrado el Mirab, otros el ídolo."   Cuando el sol del conocimiento brilla en la cúpula de este camino, que no se podría describir convenientemente, cada uno está iluminado según su mérito y encuentra el rango que le está asignado en el conocimiento de la verdad. Cuando el misterio de la esencia de los seres se muestre claramente a él, el horno del mundo se convertirá en un jardín de flores. El adepto verá la almendra aunque esté rodeada de su cáscara. Ya no se verá más a él mismo, no percibirá más que a su amigo; en todo lo que vea, verá su cara; en cada átomo, verá el todo; contemplará bajo el velo millones de secretos tan brillantes como el sol. Pero, ¿cuántos individuos se han perdido en esta búsqueda para uno solo que ha podido descubrir estos misterios? Hay que ser perfecto si se quiere franquear este difícil camino y sumergirse en este tormentoso océano. Cuando se tiene verdadero gusto por estos secretos, se siente a cada instante un nuevo ardor por conocerlos. Realmente uno está alterado por el deseo de penetrar estos misterios y se ofrecería mil veces en sacrificio para llegar a ellos. Aunque alcanzaras con la mano el glorioso trono, no dejes de pronunciar un instante -estas palabras del Corán: "¿No hay nada más?" Sumérgete en el océano del conocimiento, si no échate por lo menos polvo del camino por la cabeza. En cuanto a ti que estás dormido y al que no se puede cumplimentar por su triunfo, ¿por qué no estar de luto? Si no tienes la felicidad de unirte al objeto de tu afecto, levántate y lleva por lo menos el luto de la ausencia. Tú que aún no has contemplado la belleza de tu amigo, deja de permanecer sentado, levántate y busca este secreto. Si no conoces la forma de oponerte a ello, avergüénzate. ¿Hasta cuándo serás como un asno sin cabestro?

 

Fuente:

Título original: Mantic Uttair (¨El Lenguaje de los Pájaros¨)

(según la versión de Garcin deTassy) © 1986 by Edicomunicación

Traducción: Josefa García; Edita: Edicomunicación S.A. Las Torres, 75 08033 Barcelona, Impreso en España

Impreso en E.S.G. s.a. Lisboa, 13 Barberá del Vallés (Barcelona)

 

Fundación Cultural Oriente

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Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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