Historia de los dormilones

- Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas. Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedarse profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre:

- Ni uno sólo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos.

Y mi padre me replicó:

- Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar.

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