Poesía Libre

Sobre las cualidades del Pir (guía espiritual) y el deber de obediencia a él

Autor: 

Oh esplendor de la verdad, Husamuddin, toma unas hojas de papel y añádelas, describiendo al Pir. Aunque tu esbelto cuerpo no tiene fuerza, sin el sol de tu espíritu no tenemos luz. Aunque te has convertido en la mecha encendida y la lámpara, eres el líder (guía espiritual) del corazón: el final del hilo. Como el final del hilo está en tu mano y voluntad, las cuentas (de conocimiento espiritual) del collar del corazón vienen de tu generosidad. Escribe lo que corresponde al Pir que conoce el camino.

Elige un Pir y considéralo la esencia del camino. El Pir es como el verano y los demás son como los meses de otoño; la gente es como la noche y el Pir es como la Luna. He otorgado a mi joven fortuna (Husamuddin) el título de Pir (anciano) porque es viejo por la verdad, no por el tiempo. Tan antiguo que no tiene principio: no hay rival para tan única perla. Ciertamente, el vino añejo es más potente y el oro viejo más valioso; elige un Pir, pues sin un Pir este viaje está lleno de dolor, de miedo y de peligro.

De cómo el beduino le pidió a su mujer que fuera paciente y le explicó la excelencia de la paciencia y de la pobreza

Autor: 

Su marido le dijo: «¿Durante cuánto tiempo buscarás rentas y cosechas? ¿Cuánto queda de nuestra vida? La mayor parte ha pasado. El hombre sensato no mira el beneficio ni la pérdida, ya que ambas cosas pasan como un torrente. No hables de la vida, ya sea pura o turbia, pues apenas dura un momento».

En este mundo, miles de animales viven felizmente, sin altibajos. La paloma en el árbol da gracias a Dios, aunque no esté preparada su comida para la noche. El ruiseñor canta alabanzas a Dios, diciendo: «Confío en Ti para mi pan diario, oh Tú que contestas las plegarias». El halcón ha convertido el puño del rey en su lugar de deleite y ha renunciado a la carroña. Igualmente ocurre con todos los animales, del mosquito al elefante: todos son la familia de Dios y ¡qué excelente proveedor de nutrición es Dios!

Todo el dolor que hay en nuestros corazones surge del vapor y del polvo de nuestra existencia y del viento, los vanos deseos. Estos desgarradores pesares son como una guadaña, pensar que esto es así y que aquello es de otra forma es una tentación. Has de saber que cada dolor es un pedazo de muerte: expúlsala de ti, si tienes los medios. Si no puedes huir de esa parte de muerte, sabe que toda ella se derramará sobre tu cabeza. Si esa parte se te ha vuelto dulce, Dios te endulzará la totalidad. Los sufrimientos vienen de la muerte como heraldos, ¡no apartes tu rostro de su mensajero, oh necio!

De cómo el hombre aconsejó a su esposa diciendo: «No desprecies a los pobres, considera perfecto el trabajo de Dios y no permitas que tus vanos pensamientos y opiniones sobre tu propia penuria te lleven a criticar la pobreza y zaherir a los menesterosos»

Autor: 

  «Oh esposa», dijo, «¿eres una mujer o el padre de la aflicción? La pobreza es mi orgullo, no me lo reproches. Las riquezas son como un sombrero: el calvo se refugia en el gorro, pero el que posee bellos rizos está más contento con la cabeza descubierta.

El enamorado que pierde a su amante

Un hombre de elevadas miras y posesor de perfección, se enamoró de una hermosa persona. Ahora bien, aquella a quien había abandonado su corazón se quedó delgada y amarilla como un tallo de azafrán. El luminoso día se volvió oscuro para su corazón, la muerte llegó desde lejos y se aproximó a ella. Anunciaron esta noticia a su amante; él acudió con un puñal en la mano y diciendo: "Yo quiero matar en el acto a mi amante a fin de que esta mujer, parecida a una admirable pintura, no muera de muerte natural". Le dijeron: "Eres un insensato; ¿qué motivos tienes pues para querer matarla? No viertas sangre, retira la mano de este asesinato pues ella va a morir. ¿De qué sirve matar a una persona que se muere? Sólo un loco le corta la cabeza a un muerto".

Salmos

Amarte o no amarte.

Me alejo, dejando tras de mí direcciones susceptibles de

perderse, y espero a los que regresan; ellos conocen

las horas de visita de mi muerte, y vienen.

Tú eres esa a la que no amo cuando te amo. Las murallas de

Babilonia se estrechan por el día, tus ojos se agrandan

y tu rostro resplandece al sol.

Es como si no hubieras nacido, no nos hubiéramos

separado y no me hubieras derribado...

Páginas