Ensayos literarios

El Oriente de las luces eternas

Lo que Sohravardî, el el Shaykh al-Ishrâq, hereda fundamentalmente del antiguo pensamiento persa es la idea de una metafísica de la luz que él trasladará al contexto islámico. El término ishrâq, "oriente", nos proporciona una clave esencial para adentrarnos en su pensamiento.

Las palabras "oriente" u "oriental" no son aquí meras referencias geográficas o étnicas, sino que deben ser entendidas en un sentido espiritual; la luz que se levanta en Oriente es la manifestación o epifanía primordial del ser y es, correlativamente, la percepción espiritual que tiene lugar en las conciencias. Así como oriente es, en el mundo sensible, el lugar por el que el Sol rompe las tinieblas de la noche con los primeros resplandores de la aurora, así también designa, en el cielo espiritual del alma, el instante epifánico del conocimiento de sí, un conocimiento que es, básicamente, presencia a sí mismo del ser que conoce, y que, en su conocer, es uno con el conocimiento.

Literatura islámica, un gran aporte al arte universal (Segunda Parte)

La literatura islámica bajo el título de “ciencia de literatura” en su origen consistió en una totalidad de informaciones y reglas espirituales necesarias para un escribano de la corte, que a través de ella podía superar a todos sus competidores de la corte de califa o el sultán. De esa forma, considerando la educación de escritores de la corte como una meta, era necesario que el escritor, más que tener un saber espiritual, necesitara del conocimiento en aquellas ciencias que le ayudaran a servir al sultán y sus dignatarios. El hecho de considerar la literatura como una ciencia que se dedica a “tomar conocimiento de cualquier cosa”, muestra la meta educacional de la época. Es el mismo punto que favoreció la diversidad de la literatura islámica, recibiendo la influencia tanto de la historia y la jurisprudencia, como de la filosofía y la gnosis en su ámbito. Quizás no se le dio mucha importancia al hecho de escribir cuentos de carácter fantástico y sentimental (1), como el hecho de escribir una narrativa sujeta al realismo. Los escritos de Al-Yahiz son agradables pero mayormente carecen de fantasía, y en los “Maqamat” de Badi uz-Zaman y Hariri se le da más importancia a tener bellas expresiones y a ser capaz de una excelente descripción, pero sin buscar un sentido imaginativo ni creativo. Incluso Risala al-Gufran —La Epístola del Perdón— de Ma’arri que es un glorioso precursor de La Divina Comedia de Dante, se sumerge mayormente en un mar de términos y expresiones complejas y rebuscadas...

Literatura islámica, un gran aporte al arte universal (Primera Parte)

El legado islámico no se limitó al campo de la ciencia y la industria, ni a su filosofía y su mística, ya que la literatura de este contexto tiene una enorme trascendencia. La literatura islámica cobró vitalidad, variedad e impulso de la misma matriz que llevó a la cúspide a la ciencia y a la filosofía. A lo largo de toda esta literatura es visible una fuerte influencia del Corán, tanto para los métodos retóricos como para las narraciones, cuentos y temáticas, así como para el pensamiento y la moral. Por lo tanto, no se puede llamar a esta valiosa literatura de con otro término que el de literatura islámica, -sea en cualquier idioma en que se haya escrito, árabe, persa, turco o sindhi.-

Apreciaciones sobre la caligrafía árabe

La caligrafía arábiga tuvo su origen como comunicación entre los hombres y Dios; y Dios quiso comunicarse con sus fieles escogiendo a un hombre, el Profeta. Muhammad, que proviene de la raíz verbal “h-m-d” (‘alabar’), fue designado como el “Alabador”. Para ello, Allah le envió a Gabriel con su Palabra materializada en el Sagrado Libro del Corán.

La caligrafía es el principal arte islámico, basado en las veintiocho letras del alfabeto árabe, en clara analogía con el mes lunar, simbolismo de la receptividad de la Luna y análogo al Corán, al recibir así la luz y transmitirla a los hombres. También, las cuatro fases de la Luna pueden ser relacionadas simbólicamente con el corazón y el ciclo de purificación de la sangre en sus cuatro cámaras.

Conferencia sobre Las Mil y Una Noches (segunda parte)

En el título de Las mil y una noches hay algo muy importante: la sugestión de un libro infinito. Virtualmente, lo es. Los árabes dicen que nadie puede leer Las mil y una noches hasta el fin. No por razones de tedio: se siente que el libro es infinito. Tengo en casa los diecisiete volúmenes de la versión de Burton. Sé que nunca los habré leído todos pero sé que ahí están las noches esperándome; que mi vida puede ser desdichada pero ahí estarán los diecisiete volúmenes; ahí estará esa especie de eternidad de Las mil y una noches del Oriente.

La Ciudad Perfecta y la Ciudad Ideal, la lectura de Platón en Al Farâbi

Buscar las fuentes de la filosofía islámica es encontrar su gran matriz en la  Grecia Clásica. Muchos historiadores occidentales han planteado por ello que este saber filosófico no pasa de ser un híbrido devenido de la “lectura” o asimilación del pensamiento tanto del periodo clásico griego como de otras corrientes ideológicas del periodo que marca el declive helénico (neoplatonismo, estoicismo, gnosticismo, maniqueísmo y hermetismo) y por resultado es incapaz de crear un pensamiento propio (1). ...

Conferencia sobre Las Mil y Una Noches (primera parte)

Un acontecimiento capital de la historia de las naciones occidentales es el descubrimiento del Oriente. Sería más exacto hablar de una conciencia del Oriente, continua, comparable a la presencia de Persia en la historia griega. Además de esa conciencia del Oriente —algo vasto, inmóvil, magnífico, incomprensible— hay altos momentos y voy a enumerar algunos. Lo que me parece conveniente, si queremos entrar en este tema que yo quiero tanto, que he querido desde la infancia, el tema del Libro de Las mil y una noches , o, como se llamó en la versión inglesa —la primera que leí— The Arabian Nights: Noches árabes.

Las babuchas de Abu Kasem (Segunda Parte)

A partir de una serie de casualidades, se teje un destino. Cada esfuerzo que la víctima hace para poner fin a su dificultad sólo sirve para agrandar la bola de nieve, hasta que se hincha en una avalancha que sepulta todo bajo su peso. Un burlón perverso embarulla las babuchas, probablemente sin ninguna mejor razón que la de deleitarse con los aprietos del avaro. El azar las vuelve a traer otra vez al pie de la casa desde la cual se las había arrojado al río. El azar las lanza en el medio de las preciosas redomas. El azar llama la atención de un vecino sobre la actividad del avaro en el jardín. El azar hace que el remolino las introduzca en el arcaduz. El azar hace subir al perro al balcón de la casa colindante, y arroja una de las babuchas sobre la cabeza de la mujer embarazada que en ese preciso momento pasaba.

Claros del bosque (segunda parte) - La preexistencia del amor

El despertar privilegiado no ha de tener lugar necesariamente desde el sueño. Puesto que sueño y vigilia no son dos partes de la vida, que ella, la vida, no tiene partes, sino lugares y rostros. Y así del sueño y de ciertos estados de vigilia se puede despertar de este privilegiado modo que es el despertar sin imagen. Despertar sin imagen ante todo de sí mismo, sin imágenes algunas de la realidad, es el privilegio de este instante que puede pasar inasiblemente dejando, eso sí, la huella; una huella inextinguible, mas que no se sabe descifrar, pues que no ha habido conocimiento. Y ni tan siquiera un simple registrar ese haber despertado a este nuestro aquí, a este espacio-tiempo donde la imagen nos asalta. El haber respirado tan solo en una soledad privilegiada a orillas de la fuente de la vida. Un instante de experiencia preciosa de la preexistencia del amor: del amor que nos concierne y que nos mira, que mira hacia nosotros. Un despertar sin imagen, así como debemos de estar cuando todavía no hemos aprendido nuestro nombre, ni nombre alguno. Ya que el nombre está ligado a la normal condición humana, 

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