Poesía

El rey indio prisionero de Mahmud

Los indios tenían un viejo rey que fue hecho prisionero por el ejército de Mahmud. Cuando lo condujeron cerca de este último, acabó por hacerse musulmán. Conoció entonces el amor de Dios y la renuncia a los dos mundos. Se sentó solo en una tienda; su corazón se elevó mientras que él se sentaba en el amor. Durante día y noche estuvo en las lágrimas y el ardor, el día más que la noche y la noche más que el día. Como sus gemidos eran profundos, Mahmud acabó por oírlos. Lo llamó cerca de él y le dijo: "Yo te daré cien reinos preferibles al que has perdido. Tú eres rey, no te desconsueles hasta ese punto; en lo sucesivo, deja de llorar y de lamentarte". -" ¡Oh padischah! -respondió el rey hindú-, yo no lloro a propósito de mi reinado ni de mi dignidad; lloro porque si mañana, en el día de la resurrección,...

Sobre la conducta en sociedad- Frases de Saadí (4)

Conversa susurrando con tus amigos

para que el enemigo no oiga tus palabras.

Junto a una pared cuidado con lo que hablas,

que quizá detrás de ella haya oídos.

 

12

Quien hace las paces con el enemigo lo que hace es injuriar al amigo.

Oh sabio, renuncia a la amistad del amigo

que se sienta con tus enemigos.

¿Qué se hizo?

No hallo en nadie apoyo alguno, ¿qué fue de los amigos?

¿Cuándo acabó la amistad?, de los amigos, ¿qué se hizo?

Se enturbió el agua de vida, ¿dónde está Jezr de pie bendito?

La rosa se ha desangrado, del viento de primavera, ¿qué se hizo?

Más de mil rosas florecieron y no se ha oído un solo trino.

¿Qué fue de los ruiseñores?, de los pájaros, ¿qué se hizo?

Venus no toca su instrumento, ¿es que el laúd en fuego ha ardido?

Nadie desea embriagarse. De aquellos ebrios, ¿qué se hizo?

De la mina de los caballeros, hace mucho ni un granate ha salido.

¿Adonde fue la irradiación del sol?, del intento del viento y de la lluvia, ¿qué se hizo?

Del derecho de amistad no habla nadie, ¿qué se hizo del amigo?

¿Qué fue de los que respetan el derecho?, ¿qué fue de los amigos?

Tierra de enamorados ésta fue, y fue ciudad de los amigos...

El schaikh que se rehúsa a beber

Un hombre de ideas elevadas y con los ojos fijos en la vía espiritual no aceptaba de beber nunca de la mano de nadie. Alguien le dijo: " ¡Oh tú que estás en relación con Dios! ¿por qué no quieres aceptar de beber?" -"Es -respondió-, porque veo de pie, delante de mí, a la muerte dispuesta a ampararse lo más rápido posible del brebaje que yo aceptara. Con semejante perspectiva,   la   bebida   que   tomara   sería   veneno   para   mí.   ¿Cómo   podría   ser   agradable   para   mí   una   bebida   en   estas circunstancias? No sólo sería una medicina para mí, sino fuego".

Lo que sólo tiene un instante de estabilidad no vale ni medio denario, aunque fuera el mismo universo. ¿Cómo tener confianza en algo que dura tan poco y que incluso es una pura nada? Si estás animado por una noble ambición, deja de complacerte en el deseo de un momento de placer y, cuando tu estado esté oscurecido por la despreocupación, no te quejes si ésta no dura más que un instante. Tu dolor y tu aflicción son gloriosos y no envilecedores. Los sufrimientos que han soportado los profetas no son nada comparado con la Karbala. Lo que exteriormente te ha parecido un dolor en realidad es un tesoro para el vidente. A cada instante te llegan cien favores; el mundo entero está lleno para ti de beneficios celestiales. Sin embargo, tú no te acuerdas de estos beneficios, no les prestas atención. ¿Dónde está el índice de tu amor? De la cabeza a los pies no eres más que una piel que envuelve a un oscuro cerebro.

Consejo de Hipócrates a sus alumnos

Cuando Hipócrates estuvo en la agonía, uno de sus discípulos le dijo: "¡Oh maestro mío! cuando te hayamos lavado y amortajado el cuerpo, ¿dónde debemos enterrarte?" -"Si me encuentras -le respondió-, entiérrame, mi querido alumno, donde quieras y ya está. Puesto que en los largos años que he vivido no me he encontrado a mí mismo, ¿cómo me encontrarás tú cuando esté muerto? He vivido de tal manera que en el momento de mi disolución no sé nada sobre mí mismo".

Cuento del joven

Un joven ágil, elegante, risueño y de habla dulce estaba unido a nuestro círculo; su

corazón nunca se veía afectado por ninguna tristeza y siempre tenía los labios prestos para

reír. Dejó de venir un tiempo y cuando volvimos a encontrarlo tenía esposa e hijos, el

júbilo erradicado y marchita la flor de la pasión. Le pregunté: «¿Qué es todo esto y por qué

estás así?». Respondió: «Cuando tuve niños deje de portar-me como un niño».

¿Es que el niño y las canas han cambiado a mi compañero?

Como penitencia, basta el cambio del tiempo.

Cuento del cadí

Se cuenta que el cadí de Hamadán sentía deseo por un mozo herrador. Su corazón ardía

como herradura en el fuego. Cierto día estaba acongojado corriendo a buscarle,

expectante, como dicen los cronistas:

 

Me vino a la vista aquel esbelto ciprés,

me robó el corazón y me caí al suelo,

estos mis ojos lascivos me llevaron a su red.

Cierra pues los ojos para no picar el anzuelo.

 

Oí que el joven fue al encuentro del cadí en una calle, ya que algunos se habían enterado

del asunto y él estaba sumamente ofuscado. Le soltó una sarta de insultos, le arrojó

piedras y no hubo falta de respeto que no le mostrase. El cadí le dijo a un ulema, reputado

como él mismo: ...

Consejos del moribundo Tai

En el momento en que la muerte amenazaba a Tai, alguien le preguntó: " ¡Oh tú que estás en la esencia del secreto!

¿Cómo te encuentras en este penoso momento?" El respondió: "No puedo decir nada de mi estado; he medido el viento durante todo el tiempo de mi vida, al final voy a tierra y buenas noches". No hay otro remedio a la muerte que el ver la cara de la muerte; su rostro desaparece en medio de los gemidos. Todos liemos nacido para morir; no nos quedará vida; tenemos que someternos. El que ha mantenido al mundo bajo el sello de su anillo (Salomón) actualmente está como un mineral bajo tierra.

El guerrero que toca con su pica la superficie del cielo, no tardará en estar cubierto por el polvo de la tumba. Todos los muertos duermen bajo tierra; pero, aunque dormidos, están confusos. Ve cuán difícil es el camino de la muerte: pues en este camino, la primera estación es la tumba. Si tuvieras el conocimiento de la amargura de la muerte, tu dulce alma estaría completamente en desorden. 

Cuento de los ladrones

Una banda de ladrones árabes se encontraba apostada en la cima de una montaña; tenían

cerrado el paso de las caravanas, los habitantes de la región se hallaban intimidados por

sus emboscadas y el ejército del sultán estaba doblegado, pues se habían refugiado y

atrincherado en un lugar inaccesible de la cima. Los consejeros de aquellos reinos delibera-

ron para alejar de sí aquella calamidad, pues si continuaban resistiendo les sería imposible

enfrentarse a ellos.

 

Un árbol que raíces acaba de echar,

con la fuerza de un hombre puede ser movido.

Mas si largo tiempo está en el mismo lugar,

no lo arrancarás ni tras haberlo retorcido.

Se impide con una pala que un arroyo avance,

pero cuando se llena, no lo pasa un elefante...

Cuento del rey y el príncipe

Oí que un príncipe era bajo de estatura y de aspecto ruin, y sus hermanos altos y de

hermosa apariencia. En cierta ocasión su padre le echó una mirada de desprecio con la

que le daba a entender su desestima. El hijo, mostrando perspicacia e ingenio, dijo: «¡Oh

padre!, un bajo instruido es mejor que un alto inculto, y no todo aquel cuya estatura es

mayor tiene más alto valor. El cordero se come y el elefante no es jamás que un despojo».

 

Tur, de las montañas del mundo es la menor,

pero en dignidad, para Dios es la mayor.

¿Oíste lo que le dijo un sabio delgado

en cierta ocasión a un gordo iletrado?

«Es mejor un caballo árabe enfermizo

que tener lleno de burros el cobertizo.»...

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