Bu Alí Tusi, que era uno de los grandes pir de su siglo, marchaba por el valle de la diligencia y de la atención. No conozco a nadie que haya recibido nunca tantas gracias y que haya llegado a semejante grado de honor espiritual. Ahora bien, él decía:
"En el otro mundo, los desgraciados condenados distinguirán claramente a los habitantes del paraíso, que podrán decirles de forma positiva lo que realmente son las alegrías del paraíso y el gusto de la unificación. Entonces los bienaventurados confesarán esto: `Las alegrías vulgares no existen en el cielo, porque, en esta perfecta estancia, se nos ha aparecido el sol de la belleza divina. Cuando esta belleza se ha manifestado a nosotros, los ocho paraísos han estado por confusión, en las tinieblas.
Ante el resplandor de esta belleza que dilata el alma, no ha quedado ni nombre ni huella de la bienaventurada eternidad'.