Qom back!

Las convergentes sendas

que ligaban nuestras  vidas

colapsaron por un acaso

en la quietud impávida

de un ocaso en aquella avenida.

 

Los ortodoxos incendios

de pasión café con leche

se volvieron tristes y magros

fuegos mestizos

disimulados

con la sábana de la guerrilla.

 

Y cabalgando el indiferente

y bizco jamelgo

de patas recauchutadas

Amina desertó de mí...

El sonido del paso del agua

 "Rezo cuando el viento

llama a la oración desde el minarete de los cipreses",

y por el más próximo: el hombre y él mismo:

"La vida es multiplicar la tierra

por los latidos de nuestro corazón".

Hombre y mundo son uno y uno es su destino, un destino natural:

"Nuestra misión no es averiguar el secreto de la rosa.

es, tal vez,

 

"Rezo cuando el viento

llama a la oración desde el minarete de los cipreses",

y por el más próximo: el hombre y él mismo:

"La vida es multiplicar la tierra

por los latidos de nuestro corazón".

Hombre y mundo son uno y uno es su destino, un destino natural:

"Nuestra misión no es averiguar el secreto de la rosa.

es, tal vez,

nadar en el hechizo de la rosa.

Levantemos nuestro campamento detrás del saber"

A medianoche

 

Con los rizos al viento, perlado de sudor, riente y ebrio, camisa desgarrada, entonando una oda y la copa en la mano,  

los ojos pendencieros, la ironía en los labios, a media noche, junto a mi lecho se sentó.  

Acercó la cabeza a mi oído y en un tono triste dijo: mi inquieto enamorado, ¿tienes sueño?  

 

Abraham y el ángel de la muerte

Cuando el amigo de Dios estuvo en la agonía, no entró sin pena su alma a Azrail: "Retírate -le dijo-, y dile al Rey del universo que no exija el alma de su amigo". Pero Dios altísimo dijo: "Si eres mi amigo, debes desear venir a encontrarme. Habría que arrancar con la espada la vida del que sintiera darla por su amigo". Una persona que estaba presente dijo: "¡Oh Abraham, luz del mundo! ¿Por qué no quieres dar de buen grado tu vida por Azrail? ¿Cómo es posible que los amantes hayan jugado sus vidas en el camino del espiritualismo y que tú estés tan apegado a él?"

Anécdota sobre el Shaikh Bu Ali Tusi

Bu Alí Tusi, que era uno de los grandes pir de su siglo, marchaba por el valle de la diligencia y de la atención. No conozco a nadie que haya recibido nunca tantas gracias y que haya llegado a semejante grado de honor espiritual. Ahora bien, él decía:

"En el otro mundo, los desgraciados condenados distinguirán claramente a los habitantes del paraíso, que podrán decirles de forma positiva lo que realmente son las alegrías del paraíso y el gusto de la unificación. Entonces los bienaventurados confesarán esto: `Las alegrías vulgares no existen en el cielo, porque, en esta perfecta estancia, se nos ha aparecido el sol de la belleza divina. Cuando esta belleza se ha manifestado a nosotros, los ocho paraísos han estado por confusión, en las tinieblas.

Ante el resplandor de esta belleza que dilata el alma, no ha quedado ni nombre ni huella de la bienaventurada eternidad'.

La historia de Zāl y Rudabeh (II)

Autor: 

Zāl, aunque pletórico por haber conseguido su amor, es también consciente de la situación que los rodea a él y a Rudabeh, de manera que a la mañana siguiente convoca a sus sacerdotes y consejeros para contarles lo que ha pasado. En la versión de Dick Davis se incluye un precioso discurso del príncipe albino agradeciendo a Dios que crease a los seres humanos por parejas, porque el mayor gozo de un héroe son sin duda sus hijos y el honor de una abundante descendencia. Entonces les habla de cómo Rudabeh ha capturado su corazón, y les pide su consejo. Al principio nadie dice nada porque, como mencionamos en la primera parte, Rudabeh es la nieta del Rey Demonio Zahhak, y nadie querría relacionarse con alguien de esa familia. Zāl, no demasiado contento, prácticamente les obliga a hablar, aunque sabe lo que todos están pensando: ¿cómo es posible que una flor tan bella como Rudabeh esté impregnada de tan potente veneno? Finalmente, el círculo de sabios aconseja al príncipe que escriba una carta a Sām, su padre, explicándole la situación.

La historia de Zāl y Rudabeh (I)

Autor: 

Aquí viene la escena más famosa de toda la historia de Zāl y Rudabeh: el encuentro. Zāl se cuela en el palacio ayudado por una de las criadas de la princesa, y ella se sube al tejado de una de las torres de su pabellón para verlo llegar. Después de un intercambio de palabras que son un derroche de amor, pasión y poesía, Zāl pregunta cómo va a subir hasta donde está Rudabeh. Y ella, como respuesta, se suelta el pelo para que su larguísima melena negra pueda ayudar al príncipe albino a trepar. Él, entre maravillado y sorprendido, acaricia el pelo de la princesa y le dice que no llegará nunca el día en que él le haga daño de ninguna manera. Si a Zāl le faltaba algo para morirse de amor por Rudabeh, el poema nos describe que es justamente el tacto de su pelo lo que hace que el príncipe termine de caer a los pies de la princesa. Tomando una cuerda, el joven albino sube hasta el tejado, donde por fin se reúne con su amada Rudabeh..

Adiós a los juegos de niños

Aquel bélico día

en que teníamos cinco años

nos divertíamos con el mundo

y sus montañas de turquesa

repletas de potros salvajes importados.

 

Nosotros al pie de esas montañas

jugábamos a las batallas

mientras las dinastías

construían castillos de barbarie.

 

Y vimos nubes de pólvora

embajadoras

de los cara de malos;

sus incoloros caballos

persiguieron a los nuestros

(potros salvajes importados)

y los ojos

se nos llenaron de escarcha:

perdieron el equilibrio...

Sueño de un discípulo de Bayazid

Después que Bayazid hubo dejado el palacio del mundo uno de sus discípulos lo vio esa misma noche en sueños y le preguntó a este excelente pir cómo había podido escapar a Munkir y a Nakir. "Cuando estos dos ángeles me interrogaron, a mí, desgraciado, a propósito del Creador, yo les dije: `Esta pregunta no puede ser perfecta ni por vuestra parte ni por la mía, pues si yo digo: "Él es mi Dios y esto es todo", este discurso sólo expresará un deseo de mi parte. Pero no lo sería así, si quisierais volver cerca de Dios y preguntarle lo que piensa de mí. Si él me llama su servidor, ésta es mi cuestión: sabréis que en efecto lo soy. En el caso contrario, es evidente que Dios me abandona a las ataduras que me aprisionan. No es fácil obtener la unión con Dios. ¿De qué me serviría llamarle mi Señor? Si él no acepta mi servicio, ¿cómo tendría yo la pretensión de tenerlo por dueño? Es verdad que he inclinado mi cabeza ante su poder; pero es necesario aún que él me llame esclavo suyo'."...

Cuento de la herencia del padre

En Diyarbakir estaba yo invitado de un anciano que tenía muchas riquezas y un hijo

guapo. Una noche me contó que nada tenía en la vida excepto aquel muchacho; dijo: «Hay

un árbol en el valle que es lugar de peregrinación y a él se dirige la gente para pedirle

deseos. Largas noches lloré a los pies de aquel árbol rogándole a Dios hasta que me

concedió este hijo». Oí cómo el muchacho susurraba a sus amigos: «¿Por qué no averiguar

dónde está ese árbol para pedirle que se muera mi padre?». El señor, contento porque su

hijo es listo, y el hijo, contento porque su padre está decrépito...

Simurgh en «Manṭiq-ut-Tayr», «La conferencia de los pájaros»

Autor: 

Acercarse al sufismo merecería un artículo completo y mucho más conocimiento del que en este momento nosotros podemos aportar. Sin embargo, fruto de anteriores investigaciones, nos encontramos con que Simurgh tenía un lugar dentro de esta corriente filosófica como sinónimo del conocimiento absoluto y la sabiduría suprema. Se encuentra dentro de Manṭiq-uṭ-Ṭayr, «La conferencia de los pájaros», conocidísimo trabjo del místico persa ‘Aṭṭār Farīd-al-Dīn.

Aunque no vayamos a detenernos en el sufismo propiamente dicho, sí es necesaria una breve introducción al mismo para comprenderlo mejor. Según palabras de Abderramán M. Maanán, el sufismo es la expresión más intensa de la espiritualidad dentro del islam, esencialmente íntimo y personal, pero al mismo tiempo tremendamente influyente en su entorno. Se trata del camino verdadero hacia la sabiduría, la búsqueda del conocimiento absoluto. El nombre de esta corriente mística surge de un interesante juego léxico. La palabra en árabe taṣawwuf describe el acto de una persona que se pone una prenda de lana (ṣūf) como signo de humildad y austeridad. Por su proximidad al término ṣafā, que significa «pureza», «nitidez» o «traslucidez», Maanán explica que también se ha definido el sufismo como «purificación»...

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