Cuento sobre el avaro

Cuento sobre el avaro

Un rico avaro tenía un hijo enfermo. Le dije con buena intención: «Sería apropiado que

recitases el Corán entero o que sacrificaras algún ganado». Tras meditar unos instantes me

respondió: «Es preferible recitar el sagrado Corán, pues el ganado lo tengo lejos». Un

hombre piadoso que le oyó dijo: «Prefiere recitar el Corán entero porque esto lo hace con

la punta de la lengua, pero el oro lo tiene en el centro de su alma».

 

Es una pena ponerse a rezar

cuando al tiempo la bolsa hay que aflojar.

Como burro se estanca en el lodo por un dinar,

si le pides un al-hamdu te recitará un centenar.

 

Fuente: Sa’dí Shirazí, Golestán (La rosaleda), Editorial El Cobre, España

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