Un soldado encargado de hacer centinela se enamoró perdidamente, estando así día y noche sin sueño y sin reposo. Uno de
sus amigos le dijo: " ¡Oh tú que estás privado del sueño! duerme al fin una noche por lo menos". -"El amor -respondió-, le va
a mis funciones de centinela; ¿pues pueden permitir dormir estas dos cosas? Puesto que el sueño no le conviene al soldado
que hace centinela, es ventajoso que esté enamorado. Con tal sentimiento que consiste en jugar su vida, se ha amparado de mí,
se identifica con mis funciones y mis funciones entran en su dominio. ¿Cómo encontraría yo aunque sólo fuera un poco de
sueño si no puedo cogerlo de ningún lado? Cada noche el amor me pone a prueba y me hace observar así la consigna".
A veces, en efecto, este enamorado iba y golpeaba con su cachiporra; otras veces, de dolor, se golpeaba el rostro y la
cabeza. Si, por azar, privado como estaba de sueño y de comida, se dormía un instante, soñaba con su amor. No dejaba pasar a
nadie en toda la noche sin gritar: "¿Quién vive?", a menos que durmiera.
Un amigo le dijo un día: " ¡Oh tú al que ocupan el celo de tus funciones y el ardor de tu amor! No tienes un instante de
sueño durante la noche". El centinela le respondió: "El sueño debe ser extraño al centinela. Así como no debe haber más agua
en el rostro del amante que el llanto, así la vigilia conviene al centinela. Debe estar habituado a velar, como los amantes al
deshonor. ¿Cómo puede tener lugar el sueño si se llora en vez de dormir? Cuando se es a la vez centinela y enamorado, el
sueño deja enseguida vuestros ojos. El amor es agradable para el centinela, pues el insomnio se ha deslizado en su esencia.
¿Será alguna vez propio para el sueño aquel al que el insomnio le es agradable?"
No duermas, ¡oh hombre! si estás a la búsqueda de las cosas espirituales; pero si te contentas con hablar, entonces te
conviene el sueño. Guarda bien el camino de tu corazón, pues hay ladrones en los alrededores. El camino está plagado de
ladrones de corazón, preserva, pues, de estos tunantes la joya de tu corazón.
Cuando tengas la virtud que consiste en saber guardar su corazón, tu amor por la ciencia espiritual se manifestará
prontamente. Ahora bien, este conocimiento vendrá indudable mente al hombre por la vigilia en medio del océano de sangre
de su corazón. El que ha soportado la vigilia mucho tiempo ha tenido su corazón despierto cuando se ha acercado a Dios.
Puesto que hay que privarse del sueño para tener el corazón despierto, duerme poco, a fin de conservar la fidelidad del