María Isabel Ackerley

Borges, el Islam y la búsqueda del otro

Oriente es parte de nuestra cultura universal. Para corroborarlo analicemos el texto "El escritor argentino y la tradición" donde Borges considera forzado buscar una identidad, y sostiene como irrefutable el desprestigio del color local, "El culto argentino del color local es un reciente culto europeo que los nacionalistas deberían rechazar por foráneo"[1]. El escritor, debe ser un orgulloso heredero grato de la cultura universal, Borges piensa al Islam como el otro, y se sitúa en ese lugar del otro: escribe sobre El Corán, describe Las mil y una noches y Albenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto, escribe la historia de Los dos reyes y los dos laberintos, cuenta la historia de Averroes, "desde afuera", pero en realidad está tomando la forma del "otro". Por otro lado en "La busca de Averroes", Borges relata el intento del filósofo musulmán para interpretar los escritos de Aristóteles. La frustración es inevitable, para Borges, su intento y el de Averroes está destinado al fracaso: conocer al otro. Para Borges el problema de leer textos árabes por ser traducción de traducciones, para Averroes, según Borges, la imposibilidad de entender La tragedia y la comedia que está en la Poética de Aristóteles.

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