Las babuchas de Abu Kasem (Segunda Parte)
A partir de una serie de casualidades, se teje un destino. Cada esfuerzo que la víctima hace para poner fin a su dificultad sólo sirve para agrandar la bola de nieve, hasta que se hincha en una avalancha que sepulta todo bajo su peso. Un burlón perverso embarulla las babuchas, probablemente sin ninguna mejor razón que la de deleitarse con los aprietos del avaro. El azar las vuelve a traer otra vez al pie de la casa desde la cual se las había arrojado al río. El azar las lanza en el medio de las preciosas redomas. El azar llama la atención de un vecino sobre la actividad del avaro en el jardín. El azar hace que el remolino las introduzca en el arcaduz. El azar hace subir al perro al balcón de la casa colindante, y arroja una de las babuchas sobre la cabeza de la mujer embarazada que en ese preciso momento pasaba.