Anécdota sobre José y Zalika
Anécdota sobre José y Zalika
Por: Attar
En la época en que Zalika estaba en posesión de su rango y de su dignidad, hizo un día meter a José en la, prisión y dijo a uno de sus esclavos: "Mételo allí ahora mismo y dale cincuenta bastonazos. Despliega tal fuerza sobre el cuerpo de José que yo oiga sus quejas de lejos". Este esclavo no se apresuró a ejecutar su misión, pues vio el rostro de José y su corazón no le permitió actuar. Este excelente hombre había visto una piel de animal y fue en esta piel donde golpeó con energía. A cada golpe que manifiestamente daba el esclavo, José lloraba abundantemente. Cuando Zalika oyó estos gritos de lejos, dijo: "Golpea más fuerte, pues eres demasiado indulgente". Entonces el esclavo dijo a José: ¡Oh tú que eres tan brillante como el sol! Si Zalika te mira, como ella no verá en ti ninguna herida de bastón, no hay duda de que me castigará severamente.
Descúbrete, pues, los hombros y ten firme el corazón y soporta después los bastonazos que voy a darte. Si experimentas dolor por estos golpes, ella verá por lo menos las marcas que quedarán". José descubrió entonces su cuerpo y sus gritos llegaron hasta el cielo. El esclavo levantó la mano y le dio tales bastonazos que José cayó por tierra. Cuando Zalika hubo oído esta vez sus gritos, dijo: "Basta, pues sus gritos han producido su efecto. Antes sus suspiros no eran nada; pero esta vez son bien reales".
Aunque en un duelo hubiera cien plañideros mercenarios, el suspiro del hombre afligido será el único efectivo. Si hubiera un círculo de cien personas afligidas formando un anillo, el hombre verdaderamente afligido sería el engaste. Mientras que no poseas el verdadero amor, no serás digno de figurar en el rango de los hombres espirituales; pero el que participa en el tormento y en el ardor del amor, ¿encontrará reposo día y noche?
Fuente: Lenguaje de los Pájaros, Farid Uddin Attar, Traducción: Josefa García, Edita: Edicomunicación S.A. Barcelona, 1986