Un Fin
Unos asientos de piedra
en la arena.
Aquí... desde hace siglos
ha pasado por encima de ellos la oscuridad,
y han pasado épocas.
¡A cuántos reyes y emperadores vieron entronar
como si el tiempo no fuera a cambiar!
Unos asientos de piedra
en la arena.
Aquí... desde hace siglos
ha pasado por encima de ellos la oscuridad,
y han pasado épocas.
¡A cuántos reyes y emperadores vieron entronar
como si el tiempo no fuera a cambiar!
Abandonamos la lección del alba por la taberna.
Abandonamos la cosecha de oración en la senda del amado.
El sultán inicial nos otorgó el tesoro de las penas de amor
cuando hacia esta casa en ruinas nos orientamos.
Incendia el hábito de cien ascetas lúcidos,
el ardor que anida en nuestro loco corazón.
l alba el bondadoso mensajero de la taberna dijo:
regresa, que eres decano de esta corte.
Bebe un trago de vino, como Yamshid, que la copa que refleja
el universo con su luz te informará del misterio de las esencias.
En la puerta de la taberna hay mendigos bohemios
que retiran y entregan la corona real.
¡Huye de mí el corazón! ¡Dueños de los corazones, os conjuro! ¡Qué sufrimiento: se hará visible el secreto oculto!
Navegantes somos, ¡oh, viento favorable haz que veamos de nuevo el rostro conocido!, ¡levántate!
En la rueda giratoria sólo hay diez días de fábula y hechizo, con bondades para los amigos, apúralos, amigo.
¡Oh señor de la grandeza, de tu salud has donativo y recuerda algún día a este derviche mísero!
La paz entre los dos mundos, en dos palabras se ha resumido: con los amigos ser caballeroso, contemporizar con los enemigos.
¡Mira!, el espejo de Alejandro es la copa de vino que pone a tu alcance el territorio de Darío.
No te rebeles, que, debido a sus celos tal vela arde el Amado, aquel en cuya palma se torna cera el basalto.
En el círculo de la flor divina, anoche, el ruiseñor canto bien. Los que estáis ebrios, despertaos, saciad el ansia con vino del amanecer.
Y ahora la caída de los colores
Semejante a los misterios del nacimiento
los instantes escoltaron al año entre dos parpadeos.
En las mojadas cumbres del encuentro
se levantaba poco a poco
el santuario de la luz.
El suceso se tejía con la materia del pavor.
Un pavor
Recuerdo la locura
recostada, por vez primera,
en la almohada de la razón:
yo conversaba con mi cuerpo.
El amor y el sueño son paréntesis.
Siendo el Islam un mensaje universal, ha llegado hasta nuestro continente y poco a poco el paisaje de los barrios se va tiñendo de un ‘Assalamu alaikum’ por aquí, un ‘Insha'Allah’ por allá.
Los vientos acompañan al llamado a la oración; en las calles se ve el brillo de los velos de las mujeres anunciando castidad. Los cerdos no se acercan a nuestras cocinas, las bebidas alcohólicas mueren como de cirrosis y no son parte de nuestra rutina.
A través de la eternidad
La Belleza descubre Su forma exquisita
En la soledad de la nada;
coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.
Ni mi corazón ni mi cuerpo pueden vaciarse de ti
Toda yo estoy ocupada con todo tú y dedicada a ti:
una luz que nace de un sol y de una luna.
Los peces muertos de la fuente,
¿acaso sienten su frío caído de lo alto?
¿acaso miran con asombro mi nuevo traje