Cuatro cartas ingenuas a Beirut
CUATRO CARTAS INGENUAS A BEIRUT
Primera carta
¡Amigos de la tristeza en Beirut!
¿Cómo estáis?
Os preguntamos, sabiendo
la ingenuidad de la pregunta.
Os preguntamos
estando como huérfanos en el féretro de la belleza.
Segunda carta
¡Amigos de la herida en Beirut!
¿Acaso no vendisteis una luna para comprar un terremoto?
¿No vendisteis las nubes azules,
las velas
y la arena?
¿No vendisteis la cereza roja en vuestros bosques,
el tomillo silvestre
y la retama?
¿No vendisteis
el manzano, el pájaro,
la falda y la cascada?
¿No vendisteis los libros de poesía que teníais
y la risa de los niños?
¿No vendisteis el dolor de las flautas en vuestros inventarios
y el mawwal azul?
¿No vendisteis un paraíso
para vivir en las ruinas?
Tercera carta
¡Amigos de la poesía en Beirut!
¿Acaso no vendisteis la última estrella de vuestro cielo?
¿No vendisteis
la última letra de vuestro nombre?
¿No vendisteis
los restos de las alhajas de vuestras mujeres?
¿No vendisteis el mar?
¿No vendisteis a las milicias que os flagelaban
el último hilo de la camisa de la poesía?
Cuarta carta
¡Amigos de la paciencia en Beirut!
Decidnos
en qué tierra se siembra la paciencia.
Decidnos
si es posible que la rosa se levante de su cama
y despierte el perfume.
¿Es posible que las letras vuelvan de su lejanía
y se desborde la tinta?
¿Es posible que recobremos nuestra vida,
si ellos han borrado
las más bellas líneas del libro de la vida?
Fuente: Nizar Qabbani, Traducción del árabe por María Luisa Prieto