De cómo el beduino le pidió a su mujer que fuera paciente y le explicó la excelencia de la paciencia y de la pobreza

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De cómo el beduino le pidió a su mujer que fuera paciente y le explicó la excelencia de la paciencia y de la pobreza

Su marido le dijo: «¿Durante cuánto tiempo buscarás rentas y cosechas? ¿Cuánto queda de nuestra vida? La mayor parte ha pasado. El hombre sensato no mira el beneficio ni la pérdida, ya que ambas cosas pasan como un torrente. No hables de la vida, ya sea pura o turbia, pues apenas dura un momento».

En este mundo, miles de animales viven felizmente, sin altibajos. La paloma en el árbol da gracias a Dios, aunque no esté preparada su comida para la noche. El ruiseñor canta alabanzas a Dios, diciendo: «Confío en Ti para mi pan diario, oh Tú que contestas las plegarias». El halcón ha convertido el puño del rey en su lugar de deleite y ha renunciado a la carroña. Igualmente ocurre con todos los animales, del mosquito al elefante: todos son la familia de Dios y ¡qué excelente proveedor de nutrición es Dios!

Todo el dolor que hay en nuestros corazones surge del vapor y del polvo de nuestra existencia y del viento, los vanos deseos. Estos desgarradores pesares son como una guadaña, pensar que esto es así y que aquello es de otra forma es una tentación. Has de saber que cada dolor es un pedazo de muerte: expúlsala de ti, si tienes los medios. Si no puedes huir de esa parte de muerte, sabe que toda ella se derramará sobre tu cabeza. Si esa parte se te ha vuelto dulce, Dios te endulzará la totalidad. Los sufrimientos vienen de la muerte como heraldos, ¡no apartes tu rostro de su mensajero, oh necio!

Quien vive dulcemente, muere amargamente; quien sirve al cuerpo no salva el alma. A las ovejas se las saca de los pastos: cuanto más gordas están, antes las matan. La noche ha pasado y el alba está aquí. Alma mía, ¿cuántas veces volverás a contar la historia del oro? Solías ser joven y estabas más satisfecha: ahora buscas oro, pero antes eras oro. Eras una viña fructífera ¿cómo te has vuelto improductiva? ¿Cómo te has podrido cuando tus frutos maduran? Tu fruta debería ser más dulce y no retroceder como los fabricantes de cuerdas.

Eres mi esposa; la esposa debe ser de la misma calidad que el marido para que las cosas vayan bien. El matrimonio debe ser acorde: mira un par de botas o zapatos. Si uno de los dos es demasiado estrecho, el par carece de utilidad. ¿Has visto alguna vez que la hoja de una puerta sea más pequeña que la otra? ¿O a un lobo emparejarse con un león? Los sacos sobre el camello no se equilibran si uno es pequeño y el otro grande. Yo me encamino firmemente a la satisfacción, ¿por qué te diriges hacia las injurias?

De este modo, el hombre satisfecho, movido por la sinceridad y el ardor, estuvo hablando con su esposa hasta el amanecer.

 

 

Título original: Mathnawi

Traducción: Carmen Liaño

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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