De cómo la liebre se apartó del león cuando este se acercó al pozo
De cómo la liebre se apartó del león cuando este se acercó al pozo
Cuando el león se aproximó al pozo vio que la liebre se retrasaba. Dijo: «¿Por qué te rezagas? ¡Ven aquí!». La liebre dijo: ¿Dónde está la fuerza para mover mis pies? Han desaparecido mis manos y mis pies. Mi alma tiembla y mi valor ha huido. ¿No ves que mi cara está amarilla como el oro? Mi tono indica mi estado interior. Puesto que Dios ha declarado el signo externo como informativo, el ojo del gnóstico se vuelve hacia el signo. El color y el olor son significativos, como una campana: el relincho del caballo hace que uno conozca al corcel. El sonido de cada cosa transmite información, para poder distinguir el rebuzno de un asno del crujido de una puerta. En cuanto a poder discriminar a las personas, el Profeta dijo: «Un hombre está oculto cuando su lengua está guardada». El tono de mi rostro señala el estado de mi corazón; ten piedad de mí, pon en tu corazón amor hacia mí. Un semblante colorado demuestra gratitud; una complexión pálida es paciencia e ingratitud.
Me ha sobrevenido lo que se llevó las manos y los pies, el color de mi cara y la fuerza; lo que destruye cualquier cosa sobre la que cae y arranca de cuajo todo árbol. Me ha sobrevenido lo que da jaque mate a los hombres, animales, minerales y plantas. Aunque son solo partes, también el todo se vuelve amarillo y de olor corrupto, de forma que el mundo es a veces paciente y a veces agradecido; el jardín está desnudo en ocasiones y en otras viste un manto verde. El Sol que sale de color de fuego, en otra hora se hunde de cabeza. Las estrellas que brillan en los cuatro cuadrantes de vez en cuando se queman. La Luna, que supera en belleza a las estrellas, se convierte en un fantasma al enfermar de fiebres. Esta Tierra, tranquila y controlada, cae en temblores febriles a causa de los terremotos. Por este sufrimiento heredado muchas montañas han quedado reducidas a granos de arena. El aire contiene el espíritu vital pero cuando llega el destino divino se vuelve pútrido y apestoso. El agua dulce que era hermana del espíritu, en una charca se vuelve amarilla, amarga y turbia. El orgulloso fuego muere a causa de un golpe de viento. Puedes percibir los cambios en el ánimo del mar por su agitación y conmoción. El cielo que gira, buscando, comparte el estado con su progenie. A veces en el nadir, en el medio, en el cénit: huestes de estrellas afortunadas y aciagas.
Aprende de ti mismo, oh parte hecha de todos, el estado de cada cosa simple. Si el todo sufre dolor, ¿cómo no empalidecerá la parte? Especialmente una parte compuesta de contrario, agua y tierra, fuego y aire. No es sorprendente que las ovejas huyan del lobo, lo extraño es que esta oveja quisiera ser su amiga. La vida es la paz entre los contrarios; la muerte es cuando estalla la guerra entre ellos. La gracia de Dios ha otorgado amistad a este león y asno salvaje, dos contrarios muy lejanos. Puesto que el mundo está enfermo y cautivo, ¿cómo sorprenderse de que el afectado muera? Así recitaba consejos la liebre. «Me he rezagado por estos impedimentos».
Fuente: Masnavi, Traducción: Carmen Liaño