De cómo los esclavos, compañeros de Luqman le acusaron de haber comido la fruta que era para su amo
De cómo los esclavos, compañeros de Luqman le acusaron de haber comido la fruta que era para su amo
Luqman era despreciable a los ojos de su amo por su apariencia física. El amo solía enviar a los esclavos al jardín para que le trajeran fruta. Luqman era considerado por los demás como un parásito pues estaba lleno de ideas y su piel era oscura como la noche.
Los esclavos, codiciosos, engulleron toda la fruta y luego le dijeron al amo que se la había comido Luqman, por lo que este se enfadó mucho con Luqman. Cuando Luqman se enteró del motivo, abrió los labios para reprocharle a su amo. «Oh señor», dijo, «Dios no aprueba a los siervos desleales. Ponnos a prueba, noble señor. Danos a beber agua caliente y luego haznos correr por la llanura mientras tú vas a caballo. Entonces verás quién es el malhechor y lo que hace Aquel que revela los misterios».
El amo les dio agua caliente y los esclavos la bebieron, por temor. Luego los llevó a los campos de trigo para que corrieran. Cansados, empezaron a vomitar: el agua caliente les sacaba la fruta. Cuando Luqman vomitó, solo expulsaba agua pura. Si la sapiencia de Luqman puede mostrar esto, ¡cuál será la sabiduría del Señor de la existencia!
En el día en que se descubrirán los pensamientos más íntimos, aparecerá en ti algo latente e indeseado. Cuando les den a beber agua caliente se rasgarán todos los velos de lo aborrecido. El fuego del infierno es el tormento de los infieles porque el fuego es la prueba adecuada para las piedras. ¡Cuántas veces, cuántas veces hemos hablado con dulzura a nuestros pétreos corazones y no han aceptado el consejo! Para una mala herida hace falta un remedio severo: los dientes del perro son adecuados para la cabeza del burro.
Las malas mujeres para los hombres malos es sabiduría: los feos son los consortes adecuados de los poco agraciados. Con quien quiera que desees emparejarte, ve y absórbete en lo amado, adopta su forma y cualidades. Si deseas luz, apréstate a recibir luz; si quieres alejarte (de Dios) vuélvete presumido y distante; y si quieres encontrar una salida a esta derruida prisión, no apartes tu cara del Amado, más bien inclínate adorando y acércate.
Fuente masnavi. Traducción: Carmen Liaño