Discurso de la abubilla a los pájaros

Todos los pájaros del mundo se reunieron, tanto los que son conocidos como los que son desconocidos y tuvieron entre ellos este lenguaje: "No hay en el mundo un país sin rey; ¿cómo sucede sin embargo, que el país de los pájaros esté privado de él? Es necesario que este estado de cosas no dure por más tiempo; debemos unir nuestros esfuerzos e ir en busca de un rey, pues no hay buena administración en un país sin rey y el ejército está desorganizado".

A consecuencia de estas consideraciones, todos los pájaros acudieron a un cierto lugar para ocuparse de la búsqueda de un rey. La abubilla, toda emocionada y llena de esperanza, llegó y se colocó en medio de la asamblea de pájaros. Llevaba en el pecho el adorno que atestiguaba que había entrado en la vía espiritual y conocía el bien y el mal. "Queridos pájaros" -dijo-, realmente estoy enrolada en la milicia divina y soy la mensajera del mundo invisible. Conozco a Dios y los secretos de la creación. Cuando, como yo, se lleva escrito en su pico el nombre de Dios, necesariamente se debe tener la inteligencia de muchos secretos.

Yo paso mis días en la ansiedad y no tengo nada que ver con nadie. Me ocupo de lo que interesa personalmente al rey; pero no me inquieto por su ejército. Yo indico el agua por mi instinto natural y sé además muchos otros secretos. Me entrevisté con Salomón e iba delante de su ejército. ¡Cosa admirable! El no preguntaba por las noticias ni se informaba por los que faltaban en su reino; pero cuando yo me alejaba un poco de él, me hacía buscar por todos sitios. Puesto que él no podía pasar sin mí, mi valor está establecido para siempre.

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