Dos anécdotas de barbas largas

Dos anécdotas de barbas largas  

Autor: Attar

En tiempos de Moisés había un derviche que estaba en adoración día y noche. Sin embargo no experimentaba ni gusto ni atracción por las cosas espirituales; no recibía el calor del sol de su pecho. Ahora bien, tenía una hermosa barba, que se la peinaba a menudo. Un día vio de lejos a Moisés, fue cerca de él y le dijo: " ¡Oh general del monte Sinaí! pregúntale a Dios, te lo suplico, que me haga saber por qué yo no experimento ni satisfacción espiritual ni éxtasis". Cuando Moisés estuvo sobre el Sinaí, expuso el deseo del sufí; pero Dios le dijo con tono de disgusto: "Aunque este derviche haya buscado con amor mi unión, sin embargo está ocupado constantemente con su barba". Moisés fue a contarle al sufí lo que acababa de escuchar y este último se arrancó la barba enseguida pero llorando. Gabriel corrió entonces cerca de Moisés y le dijo: "Todavía en este momento tu sufí está preocupado por su barba; lo estaba cuando la peinaba y lo está aún arrancándosela".  Es un mal permanecer un instante sin ocuparse de Dios, en cualquier posición que se esté.

¡Oh tú que crees haber dejado de preocuparte de tu barba! estás ahogado en este océano de sangre. Cuando hayas terminado por completo con tu barba, entonces podrás bogar con razón por este océano. Pero si quieres sumergirte con esta barba, ella te molestará para atravesarlo.

Un tonto, que tenía una larga barba, cayó accidentalmente al mar. Alguien que pasaba le vio y le dijo: "Quítate esa alforja de la cabeza". -"Esto no es una alforja –respondió el que se ahogaba-, sino que  es mi barba y no es la barba lo que me molesta". El transeúnte respondió: "Puesto que eso es tu barba, sumerge tu cuerpo; pero ella te hará perecer".

¡Oh tú que, como la cabra no tienes vergüenza de tu barba! tampoco debes avergonzarte de quitártela. Mientras tengas un alma concupiscente y un demonio pisándote los talones, el orgullo del Faraón y de Amán será tu herencia. Dale la espalda, como Moisés y entonces podrás coger por la barba a ese Faraón. Coge entonces por la barba a ese Faraón y mantenlo firme; combatid valientemente juntos sujetándolo por la barba. Pon el pie en el camino espiritual y renuncia a tu barba. ¿Hasta cuándo te ocuparás de ella? ¡Ah, marcha hacia delante! Si tu barba sólo te da tormentos, no debes preocuparte por ella ni un solo instante. El que marcha con inteligencia por la vía de la religión se olvida de su barba. Pon más atención a ti mismo que a tu barba y haz de tu barba el tapiz de la mesa del camino espiritual. En lugar del agua, le hacen falta al espiritualista lágrimas de sangre; en lugar del corazón sólo necesita un trozo de carne asada. Si es como el batanero, no ve el sol, si es el regador, no espera la nube de agua.

Fuente: Título original: Mantic Uttair (¨El Lenguaje de los Pájaros¨)

(según la versión de Garcin deTassy) © 1986 by Edicomunicación

Traducción: Josefa García; Edita: Edicomunicación S.A. Las Torres, 75 08033 Barcelona, Impreso en España

Impreso en E.S.G. s.a. Lisboa, 13 Barberá del Vallés (Barcelona)

Fundación Cultural Oriente

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Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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