El manto de rosas

El manto de rosas

Autor: Sadi

Un jardín con arroyos de aguas cristalinas
en cuyos árboles frondosos las aves trinan;
el jardín, lleno de tulipanes de colores,
fruta variada colgando de las ramas.
Bajo los árboles la brisa desparrama
una hermosa alfombra hecha de flores.

Por la mañana, cuando la intención de regresar había prevalecido sobre la de quedarnos, vi que [mi amigo] se había llenado el manto de rosas, arrayanes, jacintos y hierbas fragantes con la intención de llevárselas a la ciudad. Le dije: «Como sabes, las rosas de los jardines no perduran y en una rosaleda no se puede confiar; los sabios han dicho: "Aquello que no permanece, apego no merece"». Me dijo: «¿Qué debo hacer pues?». Respondí:
«Para borrar las penas de los lectores y para esparcimiento de los aquí presentes, puedo componer una rosaleda cuyas hojas no puedan ser arrancadas por el viento de otoño ni
dañadas por el paso del tiempo, y que su delicia primaveral no sea transformada en melancolía otoñal».

¿De qué te valen estas flores en la canasta
si un solo pétalo de mi rosaleda te basta?
Esas flores más de seis días no perduran,
mas mi rosaleda siempre tendrá su frescura.

Una vez hube dicho aquello, arrojó las flores de su manto y se agarró al mío [y me dijo]:
«El noble cumple lo que promete». Aquel mismo día pasé a limpio un capítulo, «Sobre las buenas maneras de la sociedad y las normas de la conversación»; di a mis escritos una
indumentaria tal que fuesen útiles a los oradores y aumentase la elocuencia de los escribas. En resumen, aún perduraban algunas rosas de aquel jardín cuando mi Rosaleda fue completada, aunque en realidad se completó al ser aprobada por la corte del rey protector del mundo, la sombra del creador, el rayo de la gracia de la providencia, el tesoro de la época y refugio protector, el ungido por el cielo, el que tiene el concurso contra sus enemigos, el brazo del gobierno fuerte, lámpara del pueblo luminoso, el más bello entre las criaturas, el orgullo del islam, Sa’d ibn Atabak Zangí el Grande, el majestuoso rey de reyes, amo del cuello de la plebe, señor de los reyes árabes y persas, sultán de la tierra y del mar, heredero del reino de Salomón, triunfador en la religión y en el mundo, Abu Bakr ibn Sa'd ibn Zangí, perpetúe Dios el altísimo la buena estrella y la gloria de ambos y haga que se inclinen a hacer todo bien y que lo lean con el guiño de la gracia divina.

Si ornado fuese por la atención de su soberanía,
pintura del Artang sería o pinacoteca china.
Espero que no os cause aburrimiento,
pues una rosaleda es lugar de esparcimiento,
y mucho más sí su augusto prefacio
a Sa’d Abu Bakr ibn Zangí es dedicado.

Nuevamente la novia que es mi pensamiento no quiere levantar la cabeza debido a su fealdad, y para no levantar su mirada de desesperanza, no quiere aparecer en las reuniones de los sabios hasta estar adornada con la aprobación del Gran Emir, el sabio justo, el aprobado [por Dios], el victorioso, el soporte del trono del sultanato y consejero en las deliberaciones del reino, refugio de los pobres, asilo de los forasteros, mecenas de los sabios, amante de los píos, orgullo de la dinastía de Fars, mano derecha del reino y rey de los ilustres, ministro de la corte y orgullo del gobierno y de la religión, socorro del islam y de los musulmanes, digno de confianza de reyes y sultanes, Abu Bakr ibn Abi Nasr, Dios le alargue la vida, aumente su poder, ilumine su corazón y duplique sus retribuciones, pues es loado por los grandes hombres de todos los confines y es depositario de todas las buenas cualidades morales.

De todo aquel que se encuentre
protegido bajo su amparo y favor,
su pecado se mira como fervor
y su enemigo en amigo se convierte.

El resto de los siervos y allegados deben prestarles sus servicios, y si son negligentes o desganados para realizar alguno de ellos, serán sin duda llamados a rendir cuentas y serán
objeto de reproche; con excepción de los derviches, que deben agradecer los favores recibidos por los nobles, mencionar las bondades [recibidas] y rezar por su bien, pero es preferible que sea en su ausencia y no en su presencia, pues ésta se acerca a la ostentación, mientras que aquélla aleja el compromiso y además es más fácilmente aceptada.

 

Fuente: Golestán (La rosaleda) de Sa’dí  Shirazí, Editorial el Cobre, 2007

Fundación Cultural Oriente

www.islamoriente.com

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
Share/Save