El poema "Mantiq Al Tayr" de Attar en Borges
El poema "Mantiq Al Tayr" de Attar en Borges
Las aves en la narrativa borgeana vienen asociados, generalmente, con su cosmovisión panteísta resumida en las palabras de Plotino: ―Todo,en el cielo inteligible, está en todas partes. Cualquier cosa es todas las cosas. El sol es todas las estrellas y cada estrella es todas las estrellas y el sol‖ (O. C. I, p. 418). ―El Simurg es uno de los símbolos del universo, y acaso de Dios, que puede manifestarse en una sola de sus formas posibles , así piensa Jaime Alazraki. Juan Arana plantea el asunto desde otro punto de vista:
El panteísmo es la doctrina que declara que Dios es inmanente y en definitiva idéntico al mundo. En el mundo lo vivimos los hombres y de él formamos parte, de manera que el panteísmo afirma que somos en último término parte de Dios, si no Dios mismo (Arana, 1998: 173).
La primera idea sugerida por la palabra ―aves es el vuelo. Su capacidad de ascender y de descender continuamente hace referencia a la relación que existe entre el cielo y la tierra; el mundo de arriba y el de abajo, lo divino y lo humano. En la fe cristiana, el Águila prefigura la naturaleza divina y es símbolo de lo teológico. En la misma línea, Borges sigue la tradición mediante la versión teosófica del Simurg en el poema Mantiq Al-Tayr de Farid Al Din Attar. En la lengua persa la palabra Simurg proviene de ―si que quiere decir treinta y ―murg, pájaros.El nombre significa literalmente: treinta pájaros, número que- desde nuestro punto de vista- se refiere a la divinidad perfecta. Se trata de tres (símbolo de la Santísima Trinidad) multiplicado por diez, cifra que se refiere a la perfección.
En Nueve Ensayos Dantescos (1982) hay un capítulo, ―El Simurgh y el Águila‖, que ejemplifica la unitaria oscilación de la constante inclinación mística del pensamiento borgeano. Allí Borges contrapone la imagen de los dos célebres pájaros. Según Raúl Rosseti, ambos comparten la extraña singularidad de estar compuestos de otros seres:
El Águila está compuesta por los precisos rostros de los bienaventurados que hablan con el pronombre ―Yo‖ en vez de ―Nosotros. En el segundo, el Simurg es el rey de los pájaros, está compuesto por los treinta pájaros. Ellos forman el Simurg y el Simurg es cada uno de ellos y todos, es decir, en el Simurg están los treinta pájaros y en cada pájaro el Simurg; Los que lo miran son los que lo forman, mientras que en el Águila, los que la componen nunca pierden el rasgo individual de cada uno (unos hacen de ojos, los otros de cejas, otros de alas).
Sobre la figura del Simurg habla Borges detalladamente en más de un lugar de su obra literaria. Veamos, por ejemplo, lo que se dice sobre el pájaro en El libro de los seres imaginarios, una obra en colaboración con Margarita Guerrero:
El Simurg es un pájaro inmortal que anida en las ramas del Árbol de la Ciencia; Burton lo equipara con el águila escandinava que, según la Edda Menor, tiene conocimiento de muchas cosas y anida en las ramas del Árbol Cósmico, que se llama Yggdrasil. [...] El Thalaba de Southey y la Tentación de San Antonio (1874) de Flaubert hablan del Simorg Anka; Flaubert lo rebaja a servidor de la reina Belkis y lo describe como un pájaro de plumaje anaranjado y metálico, de cabecita humana, provisto de cuatro alas, de garras de buitre y de una inmensa cola de pavo real. En las fuentes originales el Simurg es más importante. Firdusi, en el Libro de reyes, que recopila y versifica antiguas leyendas del Irán, lo hace padre adoptivo de Zal, padre del héroe del poema; Farid al-Din Attar, en el siglo XIII, lo eleva a símbolo o imagen de la divinidad.
El Simurg, desde nuestro punto de vista, es más sugerente en el campo panteísta que el Águila. El Simurg representa, explícitamente, la unificación con la divinidad, o mejor dicho, la identificación de lo humano con lo divino, al mismo tiempo que repercute la noción panteísta: cualquier hombre es todos los hombres, y todos los hombres son el mismo hombre y cada uno de ellos, sentido del que carece la imagen del Águila cuyos individuos nunca pierden el rasgo individual.Sobre el poema Mantiq Al Tayr Borges menciona, en ―El acercamiento a Almotásim, en la nota a pie de página, que es ―del místico persa Farid Al-Din Abú Talib Mohámmad ben Ibrahim Attar, a quien mataron los soldados de Zingis Jan, cuando Nishapur fue expoliada‖ (O. C. I, p. 418). En ―El Simurgh y El Águila el escritor añade más detalles biográficos sobre el persa Attar con el fin de echar más luces sobre este personaje tan influyente en la historia del sufismo islámico: Farid al-Din Attar nació en Nishapur, patria de turquesas y espadas. Attar quiere decir en persa el que trafica en drogas. En las Memorias de los Poetas se lee que tal era su oficio. Una tarde centró un derviche en la droguería, miró los muchos pastilleros y frascos y se puso a llorar. Attar, inquieto y asombrado, le pidió que se fuera. El derviche le contestó: ―A mí nada me cuesta partir, nada llevo conmigo. A ti en cambio te costará decir adiós a los tesoros que estoy viendo. El corazón de Attar se quedó frío como alcanfor. El derviche se fue, pero a la mañana siguiente, Attar abandonó su tienda y los quehaceres de este mundo (O. C. III, p. 367). A nivel teosófico, el hombre busca a Dios y asciende los diversos grados de la mística para alcanzar, finalmente, la unión con lo divino. En el movimiento de las aves volando entre la tierra y el cielo, llama la atención una acción idéntica a la progresión ascendente del espíritu humano en su viaje místico hasta conseguir la unificación con Dios.
Golpear la puerta es un hecho relacionado con el encuentro con la divinidad. En Apocalipsis leemos: ―He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.En la última escena de la novela de Bahadur Alí, ―el estudiante golpea las manos una y dos veces y pregunta por Almotásim.
Una voz de hombre- la increíble voz de Almotásim- lo insta a pasar (O. C.I, p. 417). En el cristianismo es la divinidad quien llama a la puerta, mientras en la novela apócrifa el estudiante protagoniza el mismo acto que corona con éxito la empresa de búsqueda a Almotásim. Antonio Fernández Ferrer ha detectado en el acto de ―golpear las manos una y dos veces una referencia al sufismo islámico también y asegura que con esta referencia ―Borges recrea un motivo de larga tradición en la literatura mística. En la colección sufí de parábolas místicas, Masnawi, del poeta persa Rumi estaría el antecedente que borges interpola en su relato. Fernández Ferrer nos lo cuenta:
En una de esas parábolas, un hombre golpea en la puerta de su amigo. A su pregunta ―Quién es?‖, éste responde ―Yo y su amigo le niega la entrada. Un año más tarde, el hombre vuelve a la casa de su amigo y golpea en su puerta una vez más. A la pregunta ―Quién en? responde ahora ―Tú. La puerta se abre de inmediato y el hombre entra en ese espacio místico en el que no hay lugar para dos ―yos, el de Dios y el del hombre.
En el cuento el estudiante de derecho de Bombay resuelve dedicar su vida a encontrar al hombre ―de quien procede esa claridad y empieza una progresión ascendente, cuyo término final es el presentido ―hombre que se llama Almoatásim: ―A medida que los hombres interrogados han conocido más de cerca de Almoatásim, su porción divina es mayor, pero se entiende que son meros espejos (O. C. I, p. 417). La frase remite al movimiento delas aves en su vuelo desde la tierra hasta el cielo, y por consiguiente, nos recuerda la acción del espíritu humano en su viaje por los sucesivos grados ascendentes de la progresión mística para conseguir finalmente la unificación con Dios. El poema Mantiq al-Tayr viene a ser la hermética solución del enigmático final del cuent o. El Simurg es la respuesta lógica y conveniente del desenlace abierto del cuento. Si Almoatásim o el Simurg se refieren a la divinidad, las aves simbolizan al espíritu humano que vuela y alcanza unificarse con su Creador. Lo que el estudiante busca se puede interpretar, entre otras posibilidades, como la búsqueda del yo propio. El largo periplo del joven es el símbolo de la vía de purificación que tiene que recorrer para poder encontrarse consigo mismo: se sugiere que al atravesar la cortina el estudiante se encontró a sí mismo, como en el espejo de San Pablo. Esta posible interpretación la sugiere Borges cuando explica el poema Coloquio de los pájaros: los treinta pájaros purificados por los trabajos pisan la montaña del Simurg, la contemplan y perciben a l fin que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos.Se nota que la noción panteísta implica la anulación de la identidad individual, o más exactamente, ―la reducción de todos los individuos a una entidad general y suprema que los contiene y que hace, a la vez, que todos estén contenidos en cada uno de ellos, un requisito cumplido satisfactoriamente en la figura del Simurg.
En ―El acercamiento a Almoatásim la estructura funciona como medio expresivo del mensaje del cuento. Es una novela apócrifa cuyo protagonista dedica su vida a la búsqueda de Almoatásim. Al cabo de los años el estudiante llega a una galería donde la voz de Almoatásim lo insta a pasar. En este punto concluye la novela. Al final de su nota a la novelaBorges incluye otra. La nota a la nota contiene otro resumen, el del poema Mantiq al-Tayr del persa Farid al-Din Attar. La estructura de la obra sugiere otra progresión ascendente, esta vez de lo irreal (la apócrifa novela El acercamiento a Almoatásim) a lo real (el poema Mantiq al-Tayr); de lo humano a lo divino; de lo material a lo espiritual. Es la sugerencia relacionada con el vuelo de las aves desde la tierra hasta el cielo. Nuestro mundo es el reflejo (espejo) del de arriba. Por otra parte, la estructura del cuento se trata de una apócrifa novela y un poema expuestos en forma de un ensayo literario, y todos, a su vez, forman el cuerpo de un cuento fantástico: ―El acercamiento a Almoatásim. Rafael Conte resume el fenómeno de la interrelación de los géneros literarios en el siguiente comentario: ―Borges es narrador en verso, poeta en prosa, creador imaginativo en el ensayo, ensayista en sus relatos .
El texto además destaca la técnica borgeana de incomodar al lector e incitarle a buscar una respuesta de las preguntas que la narración provoca y luego ofrecer la respuesta a través de otro género literario, esta vez un poema que ilumina muchos puntos negros del cuento pero deja al lector igual de perplejo porque multiplica los signos de interrogación sobre su propia identidad personal.
Fuente: “LIBRO Y LABERINTO ERAN UN SOLO OBJETO”
JORGE LUIS BORGES, CONSTRUCTOR DE LABERINTOS LITERARIOS Autor: Dr. Ishak Farag Fahim UNIVERSIDAD DE SALAMANCA FACULTAD DE FILOLOGÍA