El rastro de perfume
El rastro de perfume
Ibn Arabi
¡Qué no ofrecería mi alma por (volver con las vírgenes) blancas y risueñas, que al besar la columna y la piedra conmigo jugaban!
Es el perfume quien te guía, al perderte tras de ellas.
Nunca se cerró para mí la noche, pues como bajo el brillo de la luna llena me hace marchar su recuerdo
Viajando junto a sus cabalgaduras, la noche se me hace (clara) como el sol al alba.
Con amor cortejo una de ellas: ¡una belleza en el género humano sin par!
(Tanto, que) al descubrir su rostro te muestra la grandeza de un sol naciente que en su brillo no cesa.
El sol (mismo) es la blancura de su rostro, y la( negrura) de la noche su cabello. ¡Qué prodigio es que así se junten el día y la noche!
Aun siendo noche, estamos junto a ella a la luz del día, y tras sus cabellos noche se hace el día.
IBN ARABI. 2002. «El intérprete de los deseos (Taryuman Al-Aswaq)». Traducción y Carlos Varona Narvión. Colección Ibn al-Arabi. Murcia: Editorial Regional de Murcia