El schaikh de Basra y Rabiah
El schaikh de Basra y Rabiah
El schaikh de Basra fue un día adonde Rabiah y le dijo: “¡Oh, tú que conoces todo lo que concierne al amor divino! enséñame una sentencia que no tengas de nadie, que no hayas dicho a nadie y que no la hayas visto verificarse. Dime lo que has encontrado claro por sí mismo, pues lo deseo ardientemente". Rabiah le dijo: " ¡Oh schaikh del tiempo! yo había trenzado algunas piezas de cuerda; las llevé (al mercado), las he vendido y me quedé contenta con la venta, pues he ganado dos piezas de plata; pero no he colocado las dos piezas en una sola mano. He cogido una de ellas en una mano y la otra en la otra, porque si las dos piezas hubieran estado juntas, no habría podido dormir en toda la noche, por temor a los ladrones. El hombre del mundo coloca su espíritu y su corazón en la sangre; coloca miles de redes de diferentes clases hasta que esté justamente en posesión de un grano de oro; cuando lo ha obtenido, se muere y buenas noches. Este oro se vuelve legítimo para su heredero, mientras que, a causa de este oro, él está entre tormentos".
¡Oh, tú que vendes al Simorg por oro y que has encendido tu corazón como la vela por el amor de este metal! si no entras del todo en la vía que te indico, no podrás adquirir la menor parcela del tesoro que allí se encuentra, ni ver el rostro de su oro.
Si pones el pie en el camino como la hormiga, a la fuerza te cogerán por el talle, fino como un cabello; pero cuando no se siente el menor amor, no se osa abordar esta ruta.
Fuente: ATTAR, El Lenguaje de los pájaros, Traducción: Josefa García