La batalla contra la bruja
La batalla contra la bruja
Habiendo finalizado sus devociones, Rostam le colocó a Rajsh su caparazón, montó a caballo, retomó su camino y entró en el país de los magos. Rápidamente hizo una larga marcha y al momento en que la luz del sol desaparecía, vio unos árboles, hierba y agua viva; en fin, un lugar digno para un héroe. Vio una fuente semejante al ojo de un faisán y, una copa, rojo vino como la sangre de la paloma, un cabrito asado, pan colocado encima del, salero y mermeladas dispuestos alrededor. Él bajo del caballo, le quitó la silla a Rajsh y se aproximó, asombrado, del cabrito y el, pan. Era la comida de los hechiceros que había desaparecido a la llamada de Rostam y al anuncio de su voz. Él se sentó a lado de la fuente sobre una pila de juncos y lleno de vino una copa de rubíes. Encontró al lado del vino una lira de armonioso sonido y todo el desierto parecía una sala de banquetes. Rostam, apoyando la lira contra su pecho le saco melodiosos sonidos y cantó lo siguiente: “Rostam es la plaga de los malvados, aunque los días de alegría son raros para él, cada campo de batalla es para él campo de torneo. El desierto y la montaña son sus jardines. Todos sus combates son contra los Divs y los dragones valientes; él jamás se podrá liberar de los Divs y de los desiertos. El vino y la copa, la rosa perfumada y el jardín no forman parte de lo que le ha otorgado la suerte. Siempre estoy ocupado en combatir a los cocodrilos y defenderme de los tigres.”
Este canto, acompañado de los suspiros de Rostam y del sonido que arrancaban sus dedos del instrumento, llegó a oídos de una hechicera. Ella arregló su cara como una primavera, aunque todos esos encantos no le conviniesen. Después, se aproximó a Rostam, toda bella de colores y perfumes. Le pregunto cómo estaba y se sentó a su lado. Rostam elevo una plegaria a Dios invocando su protección y agradeciéndole haber encontrado en el desierto de Mazandarán, vino, música y una joven para beber con él. Él no sabía que era una vil hechicera de Ahriman escondido bajo bellos colores. Él le puso en la mano una copa de vino y pronuncio el nombre de Dios, el justo, el distribuidor de todo bien, y en el momento en que hubo pronunciado el nombre del amo del amor, los trazos de la hechicera cambiaron, ya que su espíritu no conocía el sentido de la adoración. Ella se tornó negra en cuanto oyó el nombre de Dios; y Rostam en el momento en que la vio, lanzó, más rápido que el viento, el nudo de su lazo y encadenó de pronto la cabeza de la hechicera. él pregunto y le dijo : “Confiesa quién eres. Muéstrate en tu verdadera forma. ”Entonces ella se transformó en el lazo en una vieja mujer decrepita, llena de arrugas y de sortilegios, de magia y de maldad. Él la corto en dos y llenó de terror el corazón de los magos.
Fuente: Shahnameh (El libro de los Reyes) de Hakim Abolghasem Ferdowsi, Traducción Dra. Beatriz Salas de Rafiee, Publicado por la Organización Chape Par, Teherán, 2013