La Ciudad Perfecta y la Ciudad Ideal, la lectura de Platón en Al Farâbi

La Ciudad Perfecta y la Ciudad Ideal, la lectura de Platón en Al Farâbi

Por Dt. Abdulwalî Amílcar Aldama     

Este Griego, manantial de toda filosofía, había sido otorgado a los  hombres para enseñarles todo lo que se puede saber.”

Jorge Luis Borges

  Buscar las fuentes de la filosofía islámica es encontrar su gran matriz en la  Grecia Clásica. Muchos historiadores occidentales han planteado por ello que este saber filosófico no pasa de ser un híbrido devenido de la “lectura” o asimilación del pensamiento tanto del periodo clásico griego como de otras corrientes ideológicas del periodo que marca el declive helénico (neoplatonismo, estoicismo, gnosticismo, maniqueísmo y hermetismo) y por resultado es incapaz de crear un pensamiento propio (1). Es de valorar que la lectura que se realizó por parte de la pretérita civilización islámica del saber de Grecia, engendró una nueva conformación de la filosofía, de modo que respondía a los intereses  y motivaciones singulares a la circunstancialidad en que fue surgiendo, como por ejemplo pudo ser el califato abasí en la Bagdad del año 750 d. C (132 H); en la cual ya fue visible una forma de proyectar el conocimiento siguiendo un sistema racional, un análisis lógico y sobre todo una armonía con los fundamentos de la religión de un modo diferente a la desarrollada en la Atenas del siglo de Pericles.

  Epítomes de la asimilación del pensamiento griego para crear un nuevo sistema fueron tres Falâsifa que entronizan esta ciencia: Al Kindî, Ibn Sîna y Al Farâbi (2). En este último como en los otros Falâsifa, se aprecia lo que el teórico norteamericano Harold Bloom define como un realizador de lectura fuerte en base a un antecesor, en este caso del filósofo Platón. Según Bloom: “Cuando leemos seriamente, leemos como vivimos, en la misma alternancia precaria entre el concepto de que escogemos lo que leemos y el concepto de que nos la ha escogido la tradición o los demás. (...) La lectura es por lo tanto, una mala interpretación– o una mala lectura– así como la escritura una falsificación. (...) Una lectura fuerte puede definirse como la que produce de por sí otras lecturas” (3)

  Al Farâbi, al realizar la lectura fuerte de Platón y verse, tomando el sentido bloomiano, “bajo su influencia” de conceptos, genera un nuevo sistema o lectura, que será asimismo influencia y lectura fuerte en filósofos de Oriente y occidente (4). Algo curioso es que muchos de los textos llevados del siriaco al árabe (5) fueron comentarios a textos de filósofos griegos, muy particularmente Aristóteles y Platón (6) y luego fueron comentarios de comentarios los que se llevaron del árabe y del persa al latín, sin mencionar la gran cantidad de textos apócrifos llevados al árabe, como lo fueron algunos seudopoemas ontológicos de Empéndocles que inspiraron en gran medida el movimiento sufí de ibn Masarra en Al Andaluz (7).

  Bajo este flujo y reflujo de traducciones, los pensadores musulmanes que tuvieron la intención de limitar los territorios de la estricta filosofía y del kalam o teología islámica fueron llevados a manejar “La República” de Platón. Existía en ellos un interés profundo por el análisis de la realidad social debido al sentido de Umma o Comunidad Islámica, a la creciente imperfección de del sistema social nacido de la expansión del islam, a la lectura (y mala lectura) del pensamiento griego y a la conveniencia ética de una utopía necesaria. Cuando vive Al Farâbi, la Umma es una utopía, la unidad del imperio islámico una entelequia y el gobierno concreto está en manos de los cortesanos mientras los califas juegan al mecenazgo, sin contar la autonomía de regiones como Al Andaluz e Ifriqiyah (Túnez). La sociedad de los Abasidas era la representación de cuanto vicio y lacra se podía relatar. Fue así como existió en Al Farâbi (como lo fue en Ibn Sîna e Ibn Tufayl) una inclinación a prolongar y desarrollar la utopía social platónica (8).

Para Platón la República (POLITEIA) era la construcción de una ciudad perfecta, donde no hay un conjunto de individuos sino una forma de unidad real, un organismo espiritual, su estructura y la del hombre es una analogía al verdadero anq´rwvV (hombre) en grande y una auténtica politeia (república) en un menor grado (9).

  Entre varios aspectos, la ciudad platónica se caracteriza por tener como legislador al Filósofo, el será el responsable de gobernar a partir del dominio del ser y del bien. Los reyes-filósofos representan la ciencia contemplativa, su control propio lo constituye la razón (nouV) y el pensamiento discursivo (dianoia) con el análisis y la síntesis. En al Farâbi se gesta una interpretación singular impregnada de la lectura del sabio griego, donde sus concepciones de profecía, política y organización del Estado se vierten en la teoría de la Ciudad Virtuosa.

(ver la continuación en archivo pdf)

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