La literatura de ciencia ficción en el mundo árabe (segunda parte)

La literatura de ciencia ficción en el mundo árabe (Segunda parte)

 

2. El Mundo árabe, la ciencia y la tecnología

A diferencia de la cultura occidental y cristiana, que ha mantenido a lo largo de su historia una pugna entre la Fe y la Razón, la cultura árabe y la religión islámica, como ingrediente principal de la misma, nunca han mantenido, sino hasta época moderna, una batalla de similares características.

Desde el medievo, la tecnología y las diferentes ciencias, aplicaciones y campos del saber se integran en la Ciencias del Islam (‘Ulūm), desde la filología, la filosofía, el álgebra, la medicina, y otras. Lo hacen además con total naturalidad, ya que para los musulmanes el mundo en el que habitamos es una realidad que emana de Dios. Las diferentes interpretaciones para explicar el mundo, y cuales fueran los cambios de esquemas a los que se ven sometidos por parte de los eruditos y científicos, se integran en un plan divino. La creación, para Avicena, es fruto de la ciencia y de la actividad intelectual de Dios. Por tanto, la ciencia es una forma de conocimiento, y además de alcance universal (Cruz Hernández, 1981: 240). Es de todos conocido cómo la cultura árabe medieval no sólo colaboró en la recensión de la ciencia griega y de la antigüedad sino que la amplió en numerosos campos, como el de la medicina, el álgebra o la astronomía (Vernet, 1986).

Pero ahora, a comienzos del siglo XIX no son los árabes sino los occidentales los que dominan la tecnología y se sirven de ella para sojuzgar y dominar a los pueblos árabes. Occidente, como ya ha explicado Said (2002), crea además un arquetipo del oriente idealizado, una mezcla de fantasía romántica y “Mil y una noches”, que combina con un orientalismo cargado de prejuicios contra el árabe.

En busca de la respuesta a la pregunta planteada, muchos eruditos dirigen su vista a la religión, concretamente al texto sagrado del Corán, e intentan desde diversas ópticas aunar religión y modernidad, intentando encontrar una respuesta a ese desfase con respecto al mundo occidental. Tratan de quitarse de encima ese complejo de inferioridad que la cultura occidental les impone. Y de esa discusión nacería la primera obra de ciencia ficción en la narrativa árabe moderna .Tantawi Ŷawharī (1870-1940) es uno de los autores egipcios que tratarían de conciliar el mundo moderno y la religión. Su pensamiento se integra en las corrientes renovadoras del pensamiento islámico que nacerían en el siglo XIX y que actualmente se conocen como Salafiyya. De forma somera, pues no es momento de entrar en un estudio sobre el reformismo musulmán decimonónico, la salafiyya es un movimiento reformador interno del pensamiento musulmán que abogaría por retorno a los orígenes y una renovación completa de la filosofía islámica, con objeto de romper los lazos que la ataban a unas estructuras mentales medievales y anacrónicas para el mundo moderno. Sus principales creadores e impulsores fueron Salāh Al-Dīnal Afgānī y Muhammad ‘Abduh  . Uno de los principales motivos de la decadencia del pensamiento islámico es precisamente el anquilosamiento dentro de la doctrina sunni del currículo intelectual. Como resultado, las ciencias —con excepción de la medicina— no eran tratadas ya en los principales centros de saber cómo la Universidad de Al-Azhar. Muchos pensadores levantaron su voz al entender que uno de los desfases del mundo musulmán con respecto a Occidente era precisamente un estancamiento social y político desde el medievo (Ramadan, 2000).

En este contexto el joven Ŷawharī escribiría un comentario (tafsīr) sobre el Corán de carácter monumental. En su Al-Ŷawāhir  fītafsīr al-Qurān el joven reformista demuestra que el Islam y la ciencia moderna no están reñidos, y que incluso en el Corán es posible rastrear muchos de los descubrimientos actuales. Dos obras más, de relativo valor literario, seguirían al tafsīr, pero cada vez más cercanas a lo que hoy denominamos o englobaríamos como ciencia ficción. La primera,

Sueños de la política y de cómo se preservará la paz mundial (1935) es un ensayo en el que se plantea el futuro político del mundo árabe y de las instituciones, y en el que manifiesta su preocupación por la seguridad y la paz del mundo en el futuro, preocupación en absoluto imaginaria si tenemos encuenta que un año después de su publicación estallaría la guerra civil española, preludio de la segunda guerra mundial.

La segunda obra entra de lleno en el género de la ciencia ficción, y por ende me atrevería a calificarla como la primera obra de ciencia ficción propiamente dicha. En ¿Ayna al-Insān? (Dónde está el Hombre), de 1913, Ŷawharī abandonaría el ensayo y utilizaría el género novelesco para desarrollar sus ideas utópicas sobre el estado del mundo. Con este fin cuenta cómo una noche, «escrutando el cielo esperando encontrar el cometa Halley, se le aparece un ser celeste, habitante de otro mundo, que lo transporta y le conduce a un periplo por los planetas» (Vernet, 1972: 179). Dos razones me llevan a situar esta obra en el género, al margen de su valor literario: la primera el hecho de colocar a la ciencia en el centro del argumento al igual que hizo en obras anteriores; y la segunda el hecho de utilizar un género de ficción como es la novela, apartándose del ensayo. Desde esta óptica podemos considerar ¿Ayna al-Insān? (¿Dónde está el Hombre?), del reformista musulmán Tantawi  Ŷawharī, la primera obra de ciencia ficción moderna del mundo árabe. Pocos años más tarde, en 1926, un autor y pensador egipcio, Salāma Musa incluiría un relato de ciencia ficción en su antología Ahlām al-falāsifa (Sueños dela Filosofía). El relato, titulado Jaimi, se desarrolla en un Egipto del futuro, en elaño 3.105.

Pero esta preocupación e interés por la ciencia moderna no sólo sereflejaría en la obra de Ŷawharī y otros reformistas, sino también en un género que tendría gran influencia en las clases populares y que a la postre popularizaría el género de ciencia ficción: la novela o relato radiofónico. A partir de los años 30 y 40 se retransmitirían numerosos seriales radiofónicos de temática diversa, siendo en Egipto el género de ciencia ficción uno de los más sobresalientes. Una de las principales figuras es Yūsuf ‘Izziddīn ‘Īssā (1914 -1999). Licenciado por la Universidad de Ciencias del Cairo, mostró en su temprana producción de teatro y en el drama radiofónico una inclinación romántica que desembocaría en el género de ciencia ficción. Algunas obras radiofónicas destacadas dentro del mismo son: ‘Aŷla al-Ayyām(La Rueda de losDe los Días)(1940),Binūra al-amīra al-mashūra (Con la flor de la princesa encantada)(1942),Raŷul min al-mādī (El Hombre del pasado)(1950) y Al-Tūfān(La Tormenta) (1960), entre otras. No sería hasta los años setenta cuando dichos relatos y seriales se recogerían en papel en antologías y suplementos culturales de periódicos nacionales (Ahmad Mustafa, 2007). Paralelamente a esta actividad, otros autores, en este caso de principal importancia dentro de la literatura y el mundo cultural egipcio también harían incursiones en la ciencia ficción: Tawfīq al Hakīm (1898-1987) y Yūsuf Al-Sibā’ī(1917-1978).En el caso de

Tawfīq al Hakīm, el olvido por parte delos estudiosos de sus obras de ciencia ficción alcanza cotas insuperables, ya que se trata de uno de los autores más importantes de la literatura árabe contemporánea —junto a Taha Huseyn y Naguib Mahfouz—, cuya obra ha sido objeto de estudio por parte deuniversidades españolas y extranjeras. Su novela, de corte realista, Diario de un Fiscal Rural, sería vertida al castellano por Emilio García Gómez en 1955. Su obra teatral significaría un auténtico revulsivo en la literatura árabe moderna, logrando una madurez y personalidad propia que convertiría a su autor en un referente dentro de la producción nacional, por sus temas, estructuras y manejo de un lenguaje culto y a la vez cercano. Algunas de sus obras se basan en temas clásicos, como La gente de la Caverna, que toma la leyenda de los siete durmientes de Éfeso. Otras como Sherezada o Salomón el Sabio, se encuadran en un entorno fantástico del pasado, «a lo Mil y una noches». Pero las obras a las que voy a hacer referencia se encuadran claramente en la ciencia ficción. Muy posiblemente su estancia en 1925 y 1926 en París, donde estudiaría leyes, le pondría en contacto con las obras de Jules Verne así como la de autores como Poe, Maupassant y otros que incursionarían, de diversas formas, en la literatura fantástica. En 1950 editaría una antología de obras de teatro ( Al-Hakīm, 1972)entre las cuales figuraríaLaw ‘araf al-shabāb (Si la Juventud supiera)(1950). El argumento giraría en torno a un médico egipcio y sus investigaciones biológicas, que le llevarían a modificar genéticamente a animales y un ser humano, cuyas células no se verían afectadas por el tiempo ni el envejecimiento, y en el caso del hombre a devolverle a la juventud perdida. En 1953 incluiría dos relatos de ciencia ficción en otra antología (Al-Hakīm,1988 b):Al-Ijtirā’ al-‘aŷīb (El Descubrimiento Prodigioso) y Sana milīun (Un Millón de años).En este último relato la humanidad futura alcanzaría la inmortalidad y desaparecería la muerte y la enfermedad.

 

Fuente: LA CIENCIA FICCIÓN EN EL MUNDO ÁRABE: APROXIMACIÓN A SUS POSIBLES ORÍGENES, PANORAMA GENERAL Y FUTURO DEL GÉNERO, Darío Marimón García. Fundación Tres Culturas.2009, España

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