Romance y mística oriental; Introducción a "Leyli y Majnún"

Romance y mística oriental; Introducción a Leyli y Majnún

Irán tiene una tradición literaria continuada tan antigua o más que otras grandes culturas de la historia como la griega o la india. Los textos más antiguos se remontan al segundo milenio antes de nuestra era, si bien fueron transmitidos oralmente durante siglos. La mayor parte de la literatura conservada anterior a la islamización de Irán es de carácter religioso, salvo algunos escasos restos de literatura épica. Naturalmente, había otras tradiciones literarias paralelas, pero por desgracia la mayoría se ha perdido. Algunas de ellas, como Las mil y una noches, han llegado hasta nosotros sólo en versiones árabes (o incluso persas, pero retraducidas a partir del árabe).

La islamización de Irán supuso, además de un cambio religioso y político profundo, la cristalización de una nueva lengua, el persa moderno, y la creación de una nueva tradición literaria. Se adoptó la escritura árabe, se comenzó a escribir según nuevas convenciones ortográficas que reproducían la lengua hablada bastante fielmente y eso supuso el surgimiento de la lengua persa en la forma en que hoy la conocemos. Pero además la tradición literaria también se impregnó del nuevo espíritu. El persa pertenece a la misma familia lingüística que el griego, el latín, el sánscrito, etc., pero en esta época se llenó de préstamos árabes, especialmente en la literatura. Citas en árabe, especialmente del Corán, salpicaban las obras literarias persas. Se adoptó el ideario y la filosofía del islam. Se incluyeron nuevos temas e historias de origen árabe en el repertorio, e incluso parece que se adoptaron algunas formas métricas de la poesía árabe. Sin embargo, la idea que se mantuvo mucho tiempo de que la tradición poética y la gran literatura comienzan en Irán cuando la islamización se está resquebrajando.

La tradición poética comienza en Irán con los primeros textos y hay testimonios de prácticamente todas las épocas (aunque escasos en algunas de ellas, debido a lo peculiar de la transmisión). El gran iniciador de la nueva literatura persa clásica, y al mismo tiempo el eslabón de oro que une esta nueva literatura con la tradición preislámica, es Ferdousi y la única obra suya que se nos ha transmitido, el Šhah nāmeh o «Libro de los reyes». En ella, el propio Ferdousi nos habla de cómo él bebe de las fuentes iranias sasánidas y no de la tradición árabe. Para los futuros poetas persas este poema épico de Ferdousi es una de las principales fuentes de material iranio preislámico y por ello se valora como un tesoro de valor incalculable. Nezāmí, el autor de Leyli y Majnún, habla del Šhah nāmeh en Haft Paikar, «Las siete princesas» como de rubíes que él pule con esmero en sus propias obras. La literatura persa es además el vehículo de transmisión de la literatura y el saber de la india. Durante la época sasánida los contactos entre la india e irán fueron intensísimos. La islamización de Irán puso en contacto indirecto con la tradición india a los árabes, quienes la exportaron a todo el mundo árabe, llegando hasta Europa através de España. El Pashacatantra, que había sido traducido al pahlaví (la lengua del irán preislámico) por el médico Burzōy como Kalila wa Dimna y ampliado con un buen número de cuentos en Irán, se tradujo al árabe. En esta versión viajó por todo el mundo musulmán llegando a España, al igual que ocurrió con otras obras y motivos, unos de origen indio y otros propiamente iranios. De esta simbiosis surgió con el paso del tiempo una de las grandes literaturas de la humanidad. Especialmente entre los siglos X y XIV la literatura persa clásica es una de las más ricas y atractivas de la literatura universal: autores como Ferdousi, Nezāmí, Hāfez, Rumi u Omar Khayyām ocupan por derecho propio un puesto de honor. De hecho, tan pronto como fueron conocidos en occidente,causaron una gran impresión. Bien conocida es la admiración que despertaron en Goethe los gazales de Hāfez, que le llevaron a escribir el West-östlicher Diwan, obra que abrió al mundo romántico las puertas de la literatura persa clásica. No fue menor el éxito de la traducción de los Rubaiyat de Omar Khayyām a manos de Edward Fitzgerald; se convirtió una las obras en inglés más leídas de la época victoriana. Por otro lado, la importante presencia del sufismo en la literatura persa clásica y en especial en Rumi, unida al interés que el propio sufismo ha despertado, ha contribuido notablemente al éxito de la literatura persa en occidente; de hecho, Rumi es hoy uno de los poetas más leídos en Estados unidos. A pesar de ello, en la tradición española hay una notable falta de traducciones de la mayoría de las obras emblemáticas de la literatura persa, especialmente de traducciones directas del original. Por ello hay que saludar esta iniciativa de Mohammad Kangarani.

La historia de Leyli y Majnún recoge un motivo popular árabe. Dos jóvenes, sublimes ambos, se conocen y aman tan pronto como se encuentran. Su amor es, sin embargo, imposible por pertenecer a tribus distintas y enfrentadas. Leyli y Majnún son los romeo y Julieta de los desiertos arábigos. La imposibilidad de la realización de su amor convierte al amante en un loco (maǰnun) por el amor de su amada. Reniega de la vida en sociedad y se retira a vivir sólo con su amor y a cantar las excelencias del amor y de suamada. Con este pretexto Nezāmí puede introducir en su relato bellas composiciones de lírica amorosa. De hecho, el gran mérito de Nezāmí no es, en realidad, la historia de estos dos amantes prototípicos. Se conocen innumerables versiones de la misma historia en árabe, persa y turco. En esa época, la grandeza de una obra no estaba en la historia, que en muchos casos era bien conocida, sino en el modo de contarla. Las historias recorren el mundo en busca de autores que las cuenten. Nezāmí hace de una obra popular con numerosas versiones en prosa una gran obra poética. Su mérito consiste en dar a una historia bien conocida una nueva forma lingüística que se ajuste a las normas formales de la poesía. Las exigencias formales que Nezāmí se impone son elevadísimas. No se limitan a un esquema métrico determinado y a la rima interna de verso. Cada verso ha de constituir un todo armónico tanto desde el punto de vista del sonido (con asonancias, aliteraciones, etc.) como del semántico, con imágenes atrevidas, asociaciones insólitas, juegos de homónimos y ambigüedades…por este motivo hay que saludar enormemente el esfuerzo que ha hecho Mohammad Kangarani por mantener la versificación y por reproducir en lo posible la forma poética de Nezāmí  por muy bella y elevada que sea la historia de Leyli y Majnún, que lo es, laverdadera belleza de la obra de Nezāmí radica en la belleza de su lengua, de sus imágenes. Una reescritura de la historia basada en el texto de Nezāmí no le hubiese hecho justicia a él ni a la obra. Es una suerte para todos nosotros que una gran obra de la literatura universal haya sido traducida al castellano directamente desde el original persa e intentando reproducir de la mejor manera posible sus virtudes más notables.

Fuente: Presentación de Leyli y Majnún, Alberto Cantera Glera, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2010

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