Tan línea como blanca

Tan línea como blanca

 

Es de mañana.

El gorrión, toda presencia,

canta.

El otoño se deshace

en la compacta unidad del muro.

El avance gozoso del sol

arranca del sueño

el cuerpo de la corrupción:

Una manzana se pudre

en la insistencia calada

del azafate.

Una sensación semejante

a la extrañeza de los objetos

cruza los párpados.

Entre el árbol y el verde efímero

el azur sin cesar renovado

se mezcla con el ansia de la palabra.

Pero,

¡Oh respeto de la blancura inmaculada del papel!,

el pulso de nuestras letras late

hasta en la ausencia de la tinta del calígrafo.

En la mente del ahora

la atracción de la forma se desvanece.

Hay que cerrar el libro.

Hay que levantarse

y andar siguiendo al tiempo.

Y contemplar la flor,

prestar oído a la ambigüedad.

Hay que correr hasta el fondo de la existencia.

Hay que seguir la llamada perfumada de la tierra funeraria.

Hay que llegar al cruce donde se encuentran el árbol y Dios.

Hay que sentarse

en el umbral de la expansión

 en algún punto entre el éxtasis y la revelación.

 

Sohrab Sepehrí, Traducciones de Clara Janés, www.islamoriente.com

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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