Ventana de Wafiqa

Ventana de Wafiqa en la aldea

ebria, domina el espacio

como Galilea espera caminar,

espera a Jesús. Dispersa sus paisajes.

Ícaro roza el sol

con las plumas de águila. Se siente libre.

Ícaro, lo atrapa el horizonte

lo arroja hasta los abismos, a la tumba.

Ventana de Wafiqa, ¡oh, árbol!

Respiran en la oscuridad crepuscular

los ojos que junto a ti esperan.

Acechan la flor del manzano,

Buwayb es un himno

y el viento devuelve

las melodías del agua sobre las hojas.

Wafiqa mira apenada

desde el abismo de la tumba y espera:

pasará susurrándole el río

sombra que se ondula cual campana

al albor de una fiesta,

silba cual semillas de aliento.

El viento devuelve

las melodías del agua. Es la lluvia.

Y el sol se carcajea entre las hojas.

¿Es ventana que ríe en el resplandor?

¿O puerta que se abre en el muro

para que huya por las alas de la fragancia

un espíritu que suspira por la luz?

¡Oh roca para ascender al corazón!

¡Imágenes de amistad y amor!

¡Camino que sube al Señor!

De no ser por ti no reiría la aldea con los alientos.

En el viento un perfume

por las ondas del río nos arrulla y nos canta.

Ulises se va con las olas,

el viento le recuerda islas olvidadas:

"¡Encanecimos, viento, libéranos!"

El mundo abre su ventana

desde esta ventana azul,

se vuelve uno, torna sus espinas

flores de delicado perfume.

Una ventana como tú hay en el Líbano,

una ventana como tú hay en la India,

una muchacha sueña en Japón

como Wafiqa sueña en la tumba

con el relámpago verde y el trueno.

Ventana de Wafiqa en la aldea

 

ebria, domina el espacio

como Galilea sueña caminar

(ver texto completo en archivo pdf)

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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