Martí y el Shahnameh; Aproximación del legado iranio al pensamiento martiano
Yo sé de Egipto y Nigricia
Y de Persia y Xenophonte
Y prefiero la caricia
Del aire fresco del monte.
(Versos sencillos II, 1891)
1. Martí el gran conocedor de otras culturas y civilizaciones del mundo. La cultura persa.
Pudiera pensarse que hablar sobre el conocimiento de José Martí sobre otras civilizaciones y horizontes culturales es una empresa ya manida y sin aportes, pues este ha sido un tópico muy tratado en investigaciones, y las bibliografías sobre el tema son abundantes. Indudablemente Martí era hombre de vastísima cultura y sus textos dan fe de cómo logró apropiarse de un conocimiento profundo de las culturas de la humanidad, tanto distantes como antiguas, entre ellas: la eslava, la griega, la azteca, la hebrea, la indostánica, la maya, la árabe y la china, por solo mencionar algunas. Desde sus diferentes formas literarias es constatable esta erudición extraordinaria del Maestro. En su publicación “La Edad de Oro” esparció gran cantidad de esos deliciosos frutos en artículos como: “La historia del hombre por sus casas”, “La exposición de París”, “Las ruinas indias” y “Un paseo por la tierra de los Anamitas”. Es en este texto donde Martí comienza con un cuento oriental (de un hondo sabor platónico) sobre tres ciegos de la India que desean saber cómo es un elefante y así deciden ir a donde un rajá que posee uno de carácter manso. Ocurre entonces el clásico viaje de búsqueda de la ¨sofía¨ a través de la peligrosa jungla poblada de fieras. Al concluir este viaje son recibidos cansados y maltrechos por el monarca, que admirado por su deseo de saber, permite de mil amores que su elefante real sea conocido por estos ciegos. Estos ante el paquidermo se le echan encima tomando cada uno una parte de él y comienzan cada cual a decir, bajo su criterio y sentido táctil, como es el elefante comparándolo con objetos similares a la porción tomada. A pesar de sus deseos por la Verdad, cada cual quiere legitimar su visión de la verdad, su verdad sobre las otras sin percibir la totalidad, ese es el gran drama de la humanidad. Curiosamente el argumento de esta historia que narra Martí no es original de la India sino de Irán. Se encuentra en el libro “Masnavi Ma´navi” de Moulavi Rumí, el gran poeta y místico iraní. El original llamado “La discusión sobre el elefante en la casa oscura” tiene ese sentido de la validación fragmentada de la verdad sin ver la totalidad de la misma. Esto nos pudiera indicar como Martí tuvo una aproximación a la literatura persa y una influencia por ella.
Persia ha sido una civilización que ha influido profundamente a nivel mundial. No ha de olvidarse su influencia a la Europa tanta la Clásica y Medieval, como la Renacentista y de la Ilustración. Los movimientos literarios de este continente como la ilustración y el romanticismo recibieron parte del gran legado poético- filosófico iranio y muchos intelectuales de la época como Montesquieu, Voltaire, Goethe y Byron lo elogiaron. Se realizaron traducciones del persa al inglés, al francés y al alemán de poetas y escritores iraníes como Hafez, Sa´di, Rumí y Ferdusi. En Estados Unidos el filósofo trascendentalista Emerson, que tanto influyó en Martí, tenía en la poética irania, en especial a Sa´di, traducido al inglés, como uno de sus más fundamentales paradigmas.
En su texto sobre Emerson, el filósofo sueco y estudioso martiano Anders Hallegren nos dice:
“Emerson, who, in practice, had turned from Unitarianism to Universalism, found his faith confirmed in Shaikh Sa´di´s Persian Rose Garden, the Gûlistân:
The sons of Adam are members one of another, for in their creation they have a common origin: if the vicissitudes of fortune involve one other member in pain, all the other members will feel sympathy. (“The Gulistan” London, 1853, p. 133)
“Sa´di” is one of Emerson´s longest poems when James Ross´s annotated English translation of the Gûlistân was reissued in Boston in 1865, the publishers, Ticknor & Fields, adder a new preface written by Ralph W. Emerson.
Plato, St. Paul, John Milton, Sa´di, John Winthrop, in unison, they all expressed Emerson´s solution to the problem of unity in variety in the modern world. Without individuality, society declines.¨
(“The code of concord, Emerson´s Search for Universal Laws” Anders Hallegren, Acta Universitatis stockholmiensis, 2011.)
Este mismo sentido universalista es visto en Martí, se aprecia en sus ensayos y poemas.
Por otro lado leyendo algunos textos martianos podremos constatar que existía en Martí un conocimiento tanto histórico como cultural de Irán. Como expresamos anteriormente en “La Edad de Oro” se ejemplifica este planteamiento, en La historia del hombre contada por sus casas nos describe:
“Los persas fueron un pueblo de mucho poder, como que hubo tiempo en que todos esos pueblos de los alrededores vivían como esclavos suyos.
Persia es tierra de joyas: los vestidos de los hombres, las mantas de los caballos, los puños de los sables, todo está allí lleno joyas. Usan mucho del verde, del rojo y del amarillo. Todos les gusta de mucho color, y muy brillante y esmaltado. Les gustan las fuentes, los jardines, los velos de hilo de plata, la pedrería fina. Todavía hoy son así los persas; y ya en aquellos tiempos eran sus casas de ladrillos de colores, pero no de techo chato como los egipcios y hebreos, sino con una cúpula redonda, como imitando la bóveda del cielo. En un patio estaba el baño, en que echaban olores muy finos; y en las casas ricas había patios cuadrados, con muchas columnas alrededor, y en medio una fuente, entre jarrones de flores. Las columnas eran de muchos trozos y dibujos, pintadas de colores, con fajas y canales, y el capitel hecho con cuerpos de animales, de pecho verde y collar de oro.”
Igualmente en “La Exposición de París”, nos dice:
“¿Y Persia, con su entrada religiosa de mezquita, de techo de azul vivo, y adentro, entre colgaduras verdes y amarillas, las cazoletas cinceladas de quemar los olores, los chales de seda que caben por una sortija, los alfanjes de puño enjoyado que cortan el hierro, las violetas azucaradas y las conservas de hojas de rosa?”
Martí no solamente tenía un conocimiento de lo histórico, sino que también conocía el legado poético, filosófico y religioso de Irán. Probablemente leyó el ¨Masnavi Ma´navi¨ de Rumí, al igual que a Sa´di, del cual tomará como hizo Emerson elementos universalistas y unitarios tan comunes en la poesía y mística irania. En sus cuadernos de notas aparecen citas como esta:
“Le Ruba-iyat de Omar Khaiyam del Indostán –Oh erudición….”
(Cuaderno No 7)
“¿Qué hay hoy que no haya dicho Lucrecio en latín , Khaiyam en persa…”
(Fragmentos 152)
Puede constatarse la mención del poeta y matemático iraní Omar Jayyam, que al parecer fue leído desde el francés por el Maestro. Pero ninguna obra iraní tuvo tanta influencia en Martí como fue el ¨Shah Nameh¨ gran epopeya y el libro cumbre de la literatura de Irán.
2. La influencia del Shah Nameh en Martí.
El “Shah Nameh” pudo ser leído por Martí de una traducción francesa y la misma marcó hondamente su espíritu. Así nos lo deja ver en uno de sus fragmentos:
“Jamás escribí inglés. Allá 16 años hace, cuando tenía yo 13, revolvía con cierto desembarazo The American popular lesson, - e intenté la traducción del Hamlet. Como no pude pasar de la escena de los sepultureros, y creía yo entonces indigno de un gran genio que hablara de ratones, - me contenté con el incestuoso “A Mystery” de Lord Byron. Viví unos días en pleno paraíso: me parecía que bebía, como me ha parecido luego leyendo a Homero; y el Schab-Named y el Popol-Vuh – la leche de la vida.
(Fragmento página 285 Tomo 22)
Martí utiliza un símbolo universal: la leche de la vida, como elemento de nutrición espiritual, con sentido creador, como lo ve la cosmovisión hinduista. La leche es principio del universo y sus cuerpos celestes en los mitos fundacionales. Es hacedora de la existencia e inicia la dialéctica del ser. En este caso son tres las obras que fundan este sentido en el alma del Maestro.
Leche de vida
Homero, Shah Nameh, Popol - Vuh
Homero (“Ilíada” y “Odisea”) representan el influjo occidental, es la base de todo su horizonte cultural y allí se posesiona la racionalidad.
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