Sobre el carácter de los reyes; Cuento 1

Sobre el carácter de los reyes; Cuento 1

Oí que un rey ordenó ajusticiar a un prisionero. El desamparado, viéndose en ese estado

de desesperación, se puso a descargar injurias e improperios contra el rey, pues se ha

dicho: «Todo aquel que su vida ve perdida, que todo lo que tenga en su corazón, lo diga».

En una situación sin salida y desesperada se blande por la hoja una espada afilada.

Cuando el hombre desespera su lengua se desata

como gato acorralado que al perro ataca.

El rey preguntó: «¿Qué dice?». Uno de los visires, hombre bondadoso, respondió: «¡Oh

señor, habla de "aquellos que frenan su cólera y a los hombres perdonan"». El rey, movido por

la piedad, no quiso derramar su sangre. Otro visir que estaba en contra dijo: «Gente de

nuestra alcurnia no puede decir ante los reyes sino la verdad; este hombre ha insultado y

vituperado al rey». Al escucharlo, el rey frunció el ceño y dijo: «Prefiero esa mentira a la

verdad que acabas de decir, pues aquélla se ha dicho por conveniencia, y ésta   por

servilismo y ofensa. Pues dicen los sabios: "Una mentira piadosa es mejor que una verdad

onerosa"».

Todo a quien el rey escucha y por el cual procede, injusto sería si lo bueno no dijere.

En el pórtico de Freydun está escrito:

¡Oh hermano!, del mundo todos se marchan.

Apega tu corazón al creador y basta.

No te apoyes en la riqueza mundanal

que a muchos ha criado y acabó por matar.

Cuando el alma pura marchar se quiere

en trono o en el suelo, igual da dónde lo hiciere.

 

Fuente: Golestán(La rosaleda), Sa’dí Shirazí, Editorial el Cobre, 2007

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Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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