La anciana madre y la joven hija difunta
La anciana madre y la joven hija difunta
Una madre lloraba sobre la tumba de su hija. Uno que pasaba y la vio se dijo: "Esta mujer es verdaderamente superior a los hombres, pues ella sabe lo que nosotros no sabemos, es decir, lejos de quien se está alejado y perdido y como se vuelve uno así impaciente. ¡Feliz la persona que conoce el estado de las cosas y que sabe sobre quién debe llorar! En cuanto a mí, pobre afligido, mi situación es muy penosa. Día y noche estoy sentado a mi puerta. Ignoro si debo entregarme al dolor o sobre quién debo llorar como la lluvia. Ni siquiera sé de quién estoy alejado, tan grande es mi confusión, estando como estoy fuera de mí. Esta mujer se lleva la bola de la excelencia sobre miles de personas como yo, porque ha encontrado el olor del ser que ha perdido. En cuanto a mí, ya no he encontrado este olor, así el dolor ha derramado mi sangre y me ha hecho perecer en mi estupefacción. En semejante lugar, donde el corazón no tiene acceso, lugar que es incluso visible, la razón ha soltado sus riendas y ya no se ha vuelto a encontrar la puerta de la vivienda del pensamiento. Cualquiera que llegue a este lugar perderá la cabeza; no encontrará ninguna abertura en este recinto de cuatro muros. Pero, si alguien llegara a encontrar su camino, encontraría en un instante y enteramente el secreto que busca".
Fuente: El Lenguaje de los Pájaros, Farid Uddin Attar, 1986, Edicomunicación, Traducción: Josefa García, Barcelona.