El árabe en Persia
El árabe en Persia
Un árabe fue a Persia y se admiró de las costumbres que encontró allí. Este ignorante, cuando visitaba el país, pasó por azar delante de una casa de caridad. Había allí un puñado de gentes desordenadas que se habían jugado los dos mundos y que no decían palabra. Todos sin mujer, sin óbolo, pero con el corazón puro; todos exentos de mancha, a cual más. Cada uno de ellos tenía en la mano una botella de vino turbio que había tenido el cuidado de llenar antes de sentarse. En cuanto el árabe vio a estas gentes, sintió inclinación hacia ellos y su espíritu y su corazón cayeron en el gran camino de su carrera. Cuando los pensionistas lo vieron así perdido de honor, de razón y de espíritu, le dijeron todos: " ¡Entra, oh hombre de nada!" Entró pues de grado o de fuerza. Esto fue así y esto es todo. Se volvió libertino como ellos. Habiéndose embriagado por el efecto de una sola copa de vino, se quedó como borracho y su masculino vigor se vio aniquilado. Tenía muchos objetos de valor, mucho oro y plata que uno de estos pensionistas le cogió al instante. Un libertino llegó y le dio aún más vino, después lo echó de la casa. Entonces el árabe volvió a su país, tuerto, pobre, con el alma alterada y los labios secos. Sus gentes le dijeron: "Estás turbado, háblanos de tu oro y tu plata; pero quizá te has dormido y te han robado. Tenías dinero y actualmente estás en la agitación; has hecho mal yendo a Persia. El ladrón ha atacado tu camino; ¿qué le ha ocurrido a tu dinero? Explica la cosa, para que conozcamos la situación en que te encuentras". -"Vagando pasé por un camino -respondió-, y de repente caí entre unos pensionistas. Yo no sé nada más, aparte de que mi oro y mi plata se han ido y de que he perdido todo." Le pidieron que describiera a estas gentes. "Simplemente me dijeron -respondió-: `Entra'."
El árabe se había quedado desconcertado como un niño por esta palabra: "Entra". Pon pues tu pie delante, si no sigue tus propias fantasías. Renuncia a la vida, a menos que no la prefieras. Si por el contrario prefieres los secretos del amor a tu alma, entonces la sacrificarás por este objeto. Entregarás tu alma y te quedarás desnudo, pero pronto oirás la palabra sacramental: "Entra".
Fuente: Attar, Título original: Mantic Uttair "El coloquio de los pájaros", Traducción: Josefa García, 1986, Edita: Ed comunicación Barcelona