Hablar del dolor
Regresa, porque mi rostro es amarillo como las hojas del otoño
Con tus recuerdos, el compañero de mi corazón es un aliento frío
Si yo he vuelto a tí, es debido a mi necesidad
Si te produzco un dolor de cabeza, es debido a mi dolor
Entre los peregrinos del amor en esta llanura solo las lágrimas rojas son los verdaderos caminantes.
¿A quién se puede hablar del terreno de mi pensamiento, de tales gritos desconcertados, de furia y batallas sangrientas?
Mi simpatizante y mi fiel compañero es solo el dolor
Pero salvo el dolor, ¿quién supo qué tipo de hombre fue este?...