Ibn Arabí
Los mendigos y los trabajadores
Se cuenta que la gente decía a Ibn’Arabí:
“Tu círculo está compuesto sobre todo por mendigos, labradores y artesanos. ¿No puedes encontrar gente de cultura que te siga, para que se preste una atención más cualificada a tus enseñanzas?”
Él respondió:
“Cuando haya hombres influyentes y eruditos cantando mis alabanzas, el Día de la Calamidad estará muchísimo más cerca; porque sin duda lo estarán haciendo por su propio bien, ¡y no por el bien de nuestra obra!”
Poema de amor
¡Qué dolor en mi corazón!
¡Qué dolor!
¡Qué gozo en mi alma!
¡Qué gozo!
En mi corazón arde la pasión como un fuego.
En mi alma se ha puesto una luna de tiniebla.
¡Oh almizcle!
¡Oh luna!
¡Oh ramos sobre la duna!
¡Qué verde!
¡Qué esplendor!
¡Cuánto aroma!
¡Oh boca sonriente, cuya humedad adoro!
¡Saliva cuya miel he probado!
¡Luna revelada, con las mejillas cubiertas
del rojo atardecer!
Mi corazón
El rastro de perfume
¡Qué no ofrecería mi alma por (volver con las vírgenes) blancas y risueñas, que al besar la columna y la piedra conmigo jugaban!
Es el perfume quien te guía, al perderte tras de ellas.
Nunca se cerró para mí la noche, pues como bajo el brillo de la luna llena me hace marchar su recuerdo
Viajando junto a sus cabalgaduras, la noche se me hace (clara) como el sol al alba.
Con amor cortejo una de ellas: ¡una belleza en el género humano sin par!
(Tanto, que) al descubrir su rostro te muestra la grandeza de un sol naciente que en su brillo no cesa.