¡Ven a Shiraz!

¡VEN A SHIRAZ!

 

¡Que conserve Shiraz su condición sin par!

¡Oh Dios, apártala de la ruina!

De alojamiento preserva al Roknabad

pues otorga su agua, tal la de Jezr, la vida.

Entre Yafaravad y Mosalla, desde el norte,

almizclada sopla aquella brisa.

Ven a Shiraz y busca del Espíritu el efluvio

en los hombres de sabiduría.

¿Quién el nombre mentó del azúcar egipcio

y, ante los bocas dulces, vergüenza no sentía?

Oh viento de Saba, aquel gitano alegre y ebrio,

¿cómo está?, di, ¿hay alguna noticia?

Si aquel dulce muchacho derramara mi sangre,

el corazón, como lo más lícito, lo justificaría.

Por Dios, no me despiertes de mi sueño,

que su imagen lo vuelve sosegada alegría.

¿Por qué no celebraste el encuentro, Hafez,

cuando la cruel separación temías?

 

 Fuente: “101 poemas de Hafez Shirazi”, Mohamad Hafez Shirazi, Traducción Clara Janes, Editorial Monte Avila, Caracas

Fundación Cultural Oriente

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