Šāh-nāmeh; «El Libro de los Reyes»

Autor: 

Šāh-nāmeh, «El Libro de los Reyes»

Estudiar el Šāh-nāmeh de Ferdowsī es al mismo tiempo estudiar la tradición literaria de los siglos anteriores, la presencia de la poesía dentro de las cortes de estas dinastías que clamaban ser persas, y, sobre todo, es intentar comprender qué quisieron transmitir realmente los poetas cuando crearon estas magníficas historias. Porque, ciertamente, lo primero que se tiene que destacar del Šāh-nāmeh es que su producción no fue espontánea u original.

Hacia el final del periodo Sasánida se compuso una obra con relatos legendarios y semi-legendarios que comenzaban con Alejandro Magno y cuyo argumento orbitaba alrededor de una serie de reyes, un compendio acerca de la historia de Persia, en pahlavi. El nombre original era Khwadāy-nāmag, y se incluía dentro de la literatura de andarz mencionada en el capítulo anterior. Ibn al-Muqaffa‘(† ca. 756-57) [1] tradujo al árabe esta obra [2], que pasó a llamarse Siyar al-mulūk, «La conducta de los reyes» [3]. Según François de Blois, existieron al menos cuatro versiones de «El Libro de los Reyes» antes de que Ferdowsī escribiese la suya, y que estas fueron las fuentes en las que el poeta se basó para completar su gran obra. Estas son el Šāh-nāmeh de Mas’udī al-Marwazī –compuesto probablemente antes de 966–, la versión presumiblemente en prosa de Abū l’-Mu’aiyad al-Blakhī del periodo Sāmāní, el incompleto traspaso a verso de Daqīqī, probablemente del mismo momento, o la más importante de ellas, según de Blois, preparada por el gobernador de Ṭūs, Abū Manṣūr Muḥammad ibn ‘Abd al-Razzāq, en 957[4]. Sin poder profundizar en este aspecto, la atención se centrará a partir de ahora en su propia versión del Šāh-nāmeh, la más conocida y aquella donde encontramos a Simurgh.

El Šāh-nāmeh es un tipo de relato épico que formalmente se conoce como mathnawī. Según la definición proporcionada por J. T. P. de Brujin en la Encyclopaedia of islam de Brill, el mathnawī persa se refiere a composiciones en verso basadas en rima independiente e interna, y se utiliza para denominar a los relatos largos que no pueden mantener la rima con una sola letra [5]. De hecho, el Šāh-nāmeh tiene cerca de 60,000 versos, lo que significa que cuenta con rimas muy variadas. Como el Khwadāy-nāmag, recoge la historia legendaria y semi-legendaria de Persia hasta la conquista islámica, mediante un hilo argumental dinástico, y rescatando una tradición que enlazaba con el glorioso pasado de los persas. De hecho, según Kumiko Yamamoto esta reconstrucción no se basó únicamente en el plano temático, sino que los poetas también conservaron formas de las tradiciones orales anteriores, estructuras y construcciones de versos cuyo peso ya era muy importante en los años de actividad de Ferdowsī[6].

A pesar del contenido legendario, se considera al Šāh-nāmeh dentro de la categoría histórica, ya que, como anteriormente se señalaba, separar la realidad tangible de la épica y mitológica no era concebible en aquel momento, y las leyendas eran una parte viva dentro de la concepción de un pueblo. Ferdowsī empezó a escribir esta obra bajo dominio de los Sāmāníes y la terminó hacia 1010, cuando por las circunstancias políticas comentadas previamente la dinastía que ostentaba el poder era la Ghaznaví. Julie S. Scott explica que el poeta fue enviando fragmentos a la corte de Ghazna, acompañados de largos panegíricos elogiando al recién nombrado sultán Maḥmūd para ganarse su favor [7]. 

Ferdowsī y sus personajes, artista desconocido

Respecto al impacto del Šāh-nāmeh, se encuentran versiones contradictorias. De Brujin dice que la recepción en la corte de los Ghaznavíes no fue demasiado entusiasta, y que pasó algún tiempo hasta que se popularizó entre los círculos de intelectuales, ya que se acusaba a Ferdowsī de romper con el verdadero pasado iranio y de una excesiva carga literaria en el relato [8]. Sin embargo, Dick Davis, profesor de persa en la Ohio State University y uno de los mayores estudiosos del Šāh-nāmeh en las últimas décadas, asegura que el poema fue un éxito inmediato, además de que fue copiado infinidad de veces a lo largo de los siglos, a pesar de su complejidad y extensión. Davis añade:

«El Šāh-nāmeh es un artefacto cultural comparable en su generalizada influencia y su icónico estatus dentro de la historia del siglo xi persa a Homero dentro de la cultura griega» [9].

Todo el relato está estructurado alrededor de tres grandes dinastías, Pīšdādíes, Kayāníes y Sasánidas, siguiendo una lista de cincuenta reyes diferentes, desde Kiyumars/Kayōmart[10] hasta el último de los sasánidas, Yazerged/ Yazdākird III. Está aceptado dividir el poema en tres secciones: mítica, legendaria o heroica e histórica. En la primera de ellas se ofrece una visión acerca de la creación del mundo, recopilando muchos aspectos del zoroastrismo, además de la formación de la sociedad, la domesticación de los animales, la refriegas contra las fuerzas del mal y la definición del territorio que sería para los iranios.

Es en la sección heroica donde se encuentra a Simurgh, en los pasajes más famosos de todo el poema: la historia de Rostam, campeón iraní por excelencia y héroe por definición, y de toda su familia, ascendente y descendiente. Con todavía un importante contenido mitológico, en esta parte del poema aparecen también las continuas batallas contra los habitantes de Tūrān –actualmente Turkmenistán, o Asia Central–, enemigos establecidos de los iranios. En la última de las secciones, la histórica, aparece Alejandro Magno bajo el nombre de Iskandar/Eskandar y es tratado también con carácter legendario, pero no parece haber mención a la dinastía Aqueménida anterior ni a ninguno de sus reyes, como Ciro el Grande o Darío. Después de Alejandro se nombra a los partos para finalizar con la dinastía Sasánida.

La importancia del Šāh-nāmeh, tal vez, resida especialmente en las circunstancias en las que fue escrito. Según Julie S. Meisami, la intención no era solamente cultural, sino que también contenía un importante trasfondo político. La estructura de cada sección encierra el paradigma de ascensión y caída de las diferentes dinastías, y la autora lo ha interpretado como un deseo común de la llegada de un dirigente único –conviene recordar las convulsas circunstancias políticas antes mencionadas– que trajese orden, justicia y unificación al territorio persa. Según Scott, los panegíricos de Ferdowsī parecen indicar que esa esperanza estaba puesta en Maḥmūd de Ghazna[11].

En un momento en que el glorioso pasado persa amenazaba con perderse, Ferdowsī y otros autores emprendieron la labor de recuperar todo aquello que pudiesen para que la que consideraban su identidad, amenazada por fuerzas «externas» –los árabes y los turcos, con culturas diferentes–, no cayese en el olvido.

 

Bibliografía

Blois, F. de: Persian Literature, a bio-bibliographical survey. Begun by the late C. A. Storey. Vol. v, parts 1-3, Londres, The Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland, 1992-1997.

Brujin, J. T. P. de: «Mathnawī, 2. Persian», en: Encyclopaedia of islam. preparing by a number of leading orientalists, vol. i. Leiden, Brill, 1979-2004, p. 832-835.

Brujin, J. T. P. de: General introduction to Persian Literature. Londres, Tauris, 2009.

Davis, D. (trad.): The Shahnameh: The Persian Book of Kings. Londres, Penguin Books Classics, 2007.

Davis, D.: Epic and sedition: The case of Ferdowsi’s Shannameh. Washintong D.C., Mage Publishers, 2006.

Scott Meisami, J.: Medieval Persian court poetry. Princeton, Princeton University Press, ed. 1987.

Shaki, M.: «Gayōmart», en: Yarshater, E. (ed.): Enciclopaedia Iranica, vol x. Londres, Routledge, 1982-2011, pp. 344-347.

Yamamoto, K.: The oral background of Persian epics: storytelling and poetry. Leiden, Brill, 2003.

Notas

[1] Ibn al-Muqaffa ‘es fundamentalmente conocido por su traducción del pahlavi al árabe del conjunto de fábulas Panchatantra, la famosa obra Kalīla wa Dimna.

[2] De Blois y Brujin añaden a este pasaje información extraída de la Vieja Introducción que Ferdowsī escribe al inicio del Šāh-nāmeh. Según esto, supuestamente en la corte del gobernador de Ṭūs, Muhammad ibn Abd-al-Razāq, en 957 cuatro hombres tradujeron al del pahlavi al persa el Khwadāy-nāmag. Blois, F. de, op. cit., p. 121; Brujin, J. T. P. de, op. cit., p. 338.

[3] Blois, F. de: op. cit., p. 120.

[4] Ibid., p. 121.

[5] Brujin, J. T. P. de, op. cit., p. 832.

[6] Yamamoto, K., op. cit., pp. 53-97.

[7] Scott Meisami, J., op. cit., p. 37.

[8] Brujin, J. T. P. de, op. cit., p. 250.

[9] Davis, D., op. cit., p. xii.

[10] Gayōmart en avéstico, Keyumars o Kiumar en persa moderno. Literalmente, «vida mortal». Shaki, M., op. cit., pp. 344-347.

[11] Scott Meisami, J., op. cit., p. 41.

 

Fuente: Las plumas de Simurgh, 26 marzo, 2015

www.islamoriente.com

Tipo de texto: 
Share/Save