Anónimo

Iraŷ Mirzā

Autor: 

Iray Mirzā Yalāl ul-Mamālek fue uno de los poetas más importantes y poderosos de ésta época, pertenecía a la familia real y nació en el año 1291 h./ 1873 d. C. en Tabriz. Su abuelo y su padre también se dedicaron a la poesía y de ellos recibió como herencia un gran talento. Aprendió árabe y francés en Tabriz y comenzó a escribir poemas desde muy joven.

Āref Qazwiní

Autor: 

Abolqāsem Āref Qazwiní nació en el año 1300 h./1882 d. C. en Qazwin. Desde su infancia sintió predilección por la música y tenía una bella caligrafía. Además de destacar como poeta, era muy bueno en canto, disciplina que practicaba desde la adolescencia. Cuando era joven partió a Teherán donde muy pronto se hizo famoso entre la familia real y los nobles.

Comenzó a escribir poemas con 16 años, y coincidiendo con su traslado a Teherán y gracias a su excelente voz, se atrajo para si la atención de la corte de Mozafarr ud-Din 'āh, rey de la dinastía Qāyār (1317 h./ 1899 d.C.). Posteriormente se unió al pueblo en la revolución constitucional y puso su poesía y su voz a disposición de la misma. Después de los muchos altibajos de su vida en la ciudad, se fue a Hamedān donde vivió sus últimos años. 

Orfi Sirazi

Autor: 

Yamāl ud-Din Mohammad Seyyedí conocido como Orfi es considerado uno de los mejores poetas del estilo hindí. Nació en el año 963 h. / 1555 d. C. en Sh'irāz y estudió literatura y música en esta misma ciudad. Desde su juventud compuso poemas maestros que firmaba como Orfi. En diversos libros se recoge que, a la edad de veinte años, contrajo la viruela lo que hizo cambiar el aspecto de su cara y provocó el rechazo de la gente.

 

Sa’dí, el poeta peregrino (Cuarta y última parte); Traducciones del Golestán

Autor: 

Sa’dí no es filósofo ni místico. Es sólo poeta, un verdadero poeta. Es sobre todo un poeta del humanismo cuyo orgullo es el amor y la moral. No es un Platón como para hablar del mundo imperceptible de lo oculto y hacer del amor y del espíritu esencia tan primordial que no tengan relación alguna con la materia y lo corpóreo. Es un Sócrates que presta atención al hombre y a su destino. El amor por un efebo del bazar, como Sócrates con Alcibíades, no lo considera tampoco un impedimento para buscar el humanismo y la perfección. Al igual que Descartes, se percata de que todo el mundo está satisfecho de su inteligencia, y, como Voltaire, mira con indulgencia los conflictos y las discrepancias y quiere que todos tengan la libertad y el coraje para expresar sin miedo su opinión y su pensamiento. Pese a todo, al igual que Platón, teje para sí un mundo imaginario en el que sacrifica la fealdad y la maldad a los pies del bien y de la belleza, y, a la vez, como Sócrates, profiere osadamente y sin temor todo aquello que considera la verdad y no da pie a que el odio y la inquina del vulgo entre en sus pensamientos. ...

Sa’dí, el poeta peregrino (Tercera Parte); El estilo de La rosaleda

Autor: 

    Llegamos a la parte de la elocutio  , al estilo que escogió Sa'dí para redactar el Golestán . Si bien nuestro poeta siguió a sus antecesores en cuanto a temática, al redactar una obra cuentística moralizante, fue totalmente original al crear un estilo novedoso en el que la prosa rimada preciosista y la didáctica se mezclan en una perfecta simbiosis en la que es difícil discriminar cuál de estas dos dimensiones destaca sobre la otra. El estilo de la parte en prosa de esta obra se ha clasificado como macama. Pese a ello, no se puede decir que Sa’dí haya seguido a los autores de este género, cultivado también en la literatura árabe, de donde procede, pues ha sabido combinar una prosa rimada en extremo preciosista con un léxico sencillo que pueda ser comprendido por las gentes a quienes la obra iba dirigida: el vulgo, lo que ya de por sí la excluye de la macama. 

Sa’dí, el poeta peregrino (Segunda Parte); Temática del Golestán

Autor: 

Estos bellos versos de La rosaleda están escritos con letras doradas sobre un tapiz, junto a su traducción al inglés, en uno de los salones de la sede neoyorquina de las Naciones Unidas. Es la temática de esta obra de índole sapiencial, tal como el mismo autor nos deja bien claro tanto en su introducción como en las últimas líneas de su libro. No es ni mucho menos Sa'dí el iniciador de este tipo de literatura en Persia, siendo el Golestán la continuación de obras anteriores escritas tanto en el Irán islámico como en el preíslámico. En este último caso, la más representativa y conocida es el Yávidán-e-Jerad («La sabiduría eterna»), escrita quizás en el siglo vi, así titulada porque los consejos que da el autor pretenden serde carácter eterno y sin fecha de caducidad, pues son aplicables a cualquier época y circunstancia, mientras los humanos sean como son: humanos. Esto mismo se podría afirmar del Golestán, de cuyos consejos y recomendaciones, ...

Historia Prodigiosa de la Ciudad de Bronce (continuación)

Autor: 

Ella dijo:

"... ¡Y cuando esté preparado todo, haz tu testamento, emir Muza, y partamos!"

Al oír tales palabras, el emir Muza, gobernador de Moghreb, invocando el nombre de Alah, no quiso tener un momento de vacilación; congregó a los jefes de sus soldados y a los notables del reino, testó ante ellos y nombró como sustituto a su hijo Harún. Tras de lo cual, mandó hacer los preparativos consabidos, no se llevó consigo más que algunos hombres seleccionados de antemano, y en compañía del jeique Abdossamad y de Taleb el enviado del califa, tomó el camino del desierto, seguido por mil camellos cargados con agua y por otros mil cargados con víveres y provisiones...

La tercera historia de las historias de Sindbad el marino, que trata del tercer viaje

Autor: 

Sabed, ¡oh mis amigos! - ¡pero Alah sabe las cosas mejor que la criatura! - que con la deliciosa vida de que yo disfrutaba desde el regreso de mi segundo viaje, acabé por perder completamente, entre las riquezas y el descanso, el recuerdo de los sinsabores sufridos y de los peligros que corrí, aburriéndome a la postre de la inacción monótona de mi existencia en Bagdad. Así es que mi alma deseó con ardor la mudanza y el espectáculo de las cosas de viaje. Y la misma afición al comercio, con su ganancia y su provecho, me tentó otra vez.

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