Cariñoso

Atmósfera de extasiadas mezquitas,

las hondas y recónditas voces

de sus embelesados alminares

se hacen trenzas

suaves y apacibles

que se escuchan

en la tierra,

en el éter,

y la mar.

 

Una tormenta de arena irrumpe,

la acústica es inundada

y tibiamente conquistada

por el llamado a la oración.

 

Vos -sólo vos-

lucís

grávida de un partidario

de la Gente de la Casa

y te paseás por los parajes

chapados de recuerdos

en aquella tierra

coloreada de profecía.

 

Te sigue a gatas

en pos de luz

un mínimo ser vocinglero

y juguetón

que me manufactura

un millar de sensaciones

y me hunde hasta ahogarme

en un júbilo entrañable

y cariñoso.

 

Su rostro es una flor

de pétalos acorazonados

e intenso perfume

que es velamen de su cuerpo

y viste de amaneceres

la ribera de su alma.

 

Todos los pensamientos

se paralizan

como las antiguas efigies

de Persépolis,

la barahúnda de las sombras

se oye por doquier,

pero tu albura de madre

las sumerge con su espada

en la espalda de otro mundo.

 

El miedo es soberbio,

cínico seguirá presumiendo

durante ese instante eterno.

 

Se incendian las estrellas,

el sol tiene un resplandor superlativo

y la luna sonríe contenta:

deleitada por el parto.

 

Los luceros

que halagan al firmamento

finalizan su universal zarabanda,

 

vos -sólo vos-

has alumbrado

a un mínimo ser vocinglero

y juguetón

que se prenda rápidamente

de la Gente de la Casa.

(Ver la continuación en archivo PDF)

 

Tipo de poesía: 
Tipo de texto: 
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