Nocturno
¡Acompañame!:
iré a buscar la noche
para rezar y recitar letanías.
Entrecruzaremos frenéticamente
nuestras miradas
procurando encontrarla.
¡Acompañame!:
iré a buscar la noche
para rezar y recitar letanías.
Entrecruzaremos frenéticamente
nuestras miradas
procurando encontrarla.
«Ésta es una Escritura que te hemos revelado para que, con permiso de su Señor, saqués a los hombres de las tinieblas a la luz...» (14:1)
Este Sagrado Corán es un libro «exento de dudas» (2:1), después de él no habrá otra Escritura Divina, pues es el mensaje final en las religiones monoteístas, aparecidas después del Profeta Abraham (P), y es el Libro Sagrado del Islam.
Dios lo ha revelado por intermedio del Ángel Gabriel a Muhammad (PB), el último de Sus Mensajeros y Profetas: «Es, en verdad, la Revelación del Señor del Universo. El Espíritu digno de confianza lo ha bajado a tu corazón, para que seas uno que advierte.» (26:192-194)...
A corta distancia
Tengo miedo
hoy que vos no estás
ya no puedo
seguir
viviendo así...
La eternidad
realmente
existe,
pero
no se consigue
aplaudiendo,
cantando
y llorando
los sábados
y domingos.
¿Quién sabe acerca de una batalla que está aniquilando niños, mujeres y ancianos indefensos desde hace más de medio siglo?
* ¿Afganistán?
- No, eso empezó el 7 de octubre de 2001.
* ¿Irak?
- Tampoco, eso comenzó el 19 de marzo de 2003.
* ¿Y entonces, cuál?
- Palestina
* ¿Dónde queda? No la veo en el mapa…
... yo siempre soñaba
en ser su discípulo:
sólo quería saber.
Casi por atavismo
me siento a leer el correo
y me espanto cuando veo
un avión, un santuario,
una catarata de luz...
la eternidad realmente existe
La luna
-susurro de la noche-
moneda en el universo
baña tus silentes alas,
quimeras que cabalgan la brisa
que veleidosa y tornadiza
a veces te adosa a la impiedad.
Tus labios velados,
indiferentes
al suplicio de la gente
no quieren gastar palabras,
no quieren rezar...
No apagamos la memoria,
tu sacrificio aún duele con delirio
y el celestial océano de tu martirio
bañó de justicia la historia.
Reina ahí la demencia y vileza
y te arrastra a una epopeya
y el violento califa omeya
pide tu obediencia o tu cabeza.
La luz de añil
de la efímera luminaria
bañaba aquel paisaje yermo,
el pájaro linotipista
-soberano de la divulgación-
desciende a rastras
del insurrecto telón de nubes,
su aletear
cada vez es más tardo,