Las Murallas
LAS MURALLAS
Debajo de las murallas hay otras murallas
que ocultan otras murallas:
Ur y Jericó, Nínive y Nimrud.
Y sobre las ruinas,
donde se han desvanecido los suspiros de los enamorados
y el crujir de dientes de los desnudos esclavos,
hay unas colinas, habitadas por hormigas y por grillos,
que reverdecen por primavera.
A ellas acude el pastor de la aldea
para entregar su torso desnudo al rocío de la mañana.
Pisa una cabeza
ante la que se doblaban millones de rodillas
y perfumaban las manos de las bellas.
¡Ay de mí!
Oculta las penas de tu corazón cantando.
Tu hijo ha descendido al valle
para recorrer las ruinas
donde las bellas, cubiertas de polvo,
pasean por las murallas
que ocultan otras murallas
y otras murallas.
Entra en los patios de las ciudades desiertas
y sólo encuentra extensos muros
perforados por vanos ciegos.
El ruinoso suelo de mármol se extiende
bajo los ecos de las voces de los cantores.
¡Ay de mí, noche!
Los cantores se han ocultado detrás de las colinas
donde viven las hormigas y los grillos,
los reyes de mármol esperan sin esperanza
y el estiércol de los asnos cubre la historia de los imperios,
el recuerdo de las conquistas
y el derramamiento de sangre.
Oculta el deseo.
Oculta tu deseo y el de todos los descendientes bajo sus pies.
La lujuria de los años ataca sus carnes
y los lanza contra los derruidos muros.
Se reúnen los hermosos labios
en copas de loza
y gotean el jugo de las arterias y la yugular
para dibujar con ellas la pasión de la noche
sobre páginas de piedra.
El águila captura el sol con su pico
y la serpiente destila la sabiduría de su veneno.
Oculta la pasión, ocúltala,
y ponte los brazaletes de oro, los brazaletes de plata,
los brazaletes de la pasión y el afecto.
Ur y Nimrud, y las prostitutas sagradas
en los templos de Babel y de Biblos
ofrecen sus cuerpos a los extranjeros
para que reverdezcan las colinas
(sobre las murallas de las ciudades)
y tiemblen las espigas de oro y las amapolas de sangre
bajo las garras del cuervo y del milano.
Los labios de las viudas y los de las vírgenes tienen sed
(oculta tu hambre, ocúltalo).
La noche se extenderá sobre las murallas
que ocultan otras murallas
y otras murallas.
Del poemario Tammuz fil Madina (Adonis en la ciudad), Beirut, 1959