Literatos iraníes del siglo veinte; Ali Akbar Dehjoda, un artífice de la lengua persa

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Ali Akbar Dehjoda, un artífice de la lengua persa

El insigne lexicógrafo y escritor Ali Akbar Dehjoda nació en Teherán alrededor del año 1878. Su padre era un terrateniente de Qazvin que se afincó en la capital. Cuando Dehjoda no tenía más que 10 años de edad su padre murió, y su madre y una persona llamada Mirza Yusef Jan se hicieron cargo del niño. Pero dos años después su tutor también muere y los bienes del padre de Dehjoda pasan a ser heredados por los hijos de Mirza Yusef Jan. Entonces, uno de los antiguos amigos de la familia de su padre y reputado sabio de la época, Sheij Gholam Huseyn Borujerdi, se hace cargo de la educación y de la enseñanza de Dehjoda, a quien se le cede una habitáculo para vivir en la madrasa o seminario de Sheij Hadi, en Teherán. Allí aprendió, entre otras disciplinas, la lengua árabe y teología. Dehjoda siempre decía que todo lo que sabía se lo debía a aquel hombre sabio. Cuando se abrió en Teherán la Escuela de Estudios Políticos, Dehjoda pasó a ser uno de sus primeros alumnos y allí se familiarizó además con las nuevas ciencias y con el francés. Siendo todavía alumno, sus conocimientos de literatura persa eran ya tan extensos que el profesor de esta materia le encargaba las clases en su ausencia. Por otro lado, al estar la casa de Dehjoda junto a la del ayatolá Sheij Hadi Najm Abadi, sacaba partido a esta vecindad del que aprendía como si de un mayor se tratase, a pesar de su juventud. Por esta época empezó a aprender francés. Tras terminar de estudiar en aquella academia llegó a ser funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores. En 1902, cuando contaba con 24 años de edad, el recién nombrado embajador de Persia en los Balcanes se llevó consigo a Dehjoda. Allí permaneció dos años y medio, residiendo en Viena, donde perfeccionó su francés y adquirió nuevos conocimientos.

Su regreso a Persia coincidió con las primeras insurrecciones que desembocarían poco después en la denominada Revolución Constitucional. Dehjoda no tardó en ver que el nuevo movimiento constitucionalista encajaba con sus ideas progresistas y liberales y veía en él el único camino de progreso para su país. Una vez hubo regresado a Persia, le dieron un empleo como traductor de francés de un ingeniero belga. Los que conocían a Dehjoda no tardaron en percatarse de su talento escribiendo, algo que se evidenciaba en las cartas administrativas que redactaba. En 1907, con la colaboración de otros intelectuales de la época, edita el periódico Sur-e-Esrafil, que llegó a ser una de las publicaciones periódicas más importantes de la época constitucional. Con la incorporación de Dehjoda a esta publicación comenzaba su militancia política.

Sur-e-Esrafil era una publicación semanal y empezó a publicarse 9 meses después de proclamarse la Constitución. Sur-e-Esrafil constituía el arma intelectual más afilada que esgrimían los constitucionalistas, con una tirada de 24.000 ejemplares semanales, nada despreciable para la época. La parte más popular de aquella publicación era la sección de humor, Charand-o-Parand, que escribía el mismo Dehjoda con el seudónimo de Dejó, cuyo estilo no tenía precedentes, tanto en el estilo periodístico como literario, y por ello ha pasado a la historia de la literatura persa. Su estilo cómico y desenfadado hizo que fuera el primer periódico iraní de masas pues lo leía todo el que sabía leer. El pueblo, además de pasar un buen rato leyendo en un lenguaje además de cómico accesible, se enteraba de primera mano de la problemática que estaba viviendo su país en aquellos días tan turbulentos. En la sección de Charand-o-Parand, Dehjoda criticaba y censuraba la política más candente caricaturizándola en sus artículos, a la vez que exaltaba los principios de la Constitución. No en vano, la publicación fue clausurada en cinco ocasiones, sus oficinas fueron saqueadas una vez, y, tres días después de su cierre definitivo fue cuando fue cañoneado el edificio del Parlamento por el shah.

Tras este grave acontecimiento, muchos liberales y constitucionalistas, entre los que además de Dehjoda se encontraban Vaez Isfahani, Taqizadeh y otras personalidades del momento, salieron del edificio, y, tras ocultarse en una casa que se hallaba cerca, se dirigieron a la embajada de Gran Bretaña para pedir refugio político, donde permanecieron casi un mes, hasta que Mohammad Ali Shah les sacó con argucias y los envió al exilio. Dehjoda se fue a Estambul, donde al poco se marchó a Francia. En París, uno de sus amigos más allegados era el gran crítico y ensayista Mohammad Qazvini. Después de su estancia en Francia, marchó a Suiza y allí publicó otros tres números de Sur-e-Esrafil con ayuda del literato Abul Hasan Jan Pirnia, números que envió a Persia con muchas dificultades. Después de Suiza se marchó a Estambul en 1910 y allí, en colaboración con otros intelectuales y con la ayuda económica de los iraníes residentes fundó el periódico en lengua persa "Sorush", que tuvo una vida de 15 números. Después de que los combatientes por la Constitución se apoderasen de Teherán y fuese depuesto Mohammad Ali Shah, Dehjoda fue elegido diputado del Parlamento por Teherán y Kermán, por lo que regresó sin demora a Persia a petición de los altos cargos del nuevo gobierno.

Entre los años 1914 y 1918 Dehjoda permaneció oculto en una aldea de Chahar Mahal va Bajtiari, y tras terminar la I Guerra Mundial regresó de nuevo a la capital. Sin embargo, abandonó sus actividades políticas y empezó a dedicarse más al estudio de la literatura. Ello no obvió que a la vuelta a Teherán se ocupase de varios cargos públicos políticos, siendo el último de ellos la dirección de la Escuela de Estudios Políticos, cargo del que fue depuesto cuando Reza Jan da su golpe de estado en 1921 y cae la dinastía Qajar. A partir de entonces, dedicará el resto de su fecunda vida al estudio, a la investigación y a la redacción de obras. Murió en 1936 y fue enterrado en Rei al sur de Teherán.

Su diccionario

La obra más importante de este ilustre personaje fue, sin lugar a dudas, su diccionario enciclopédico. De hecho, todo el mundo asocia en Irán su nombre a su diccionario, ensombreciendo el resto de su personalidad y de su obra. Muchos son los que afirman que el único iraní que ha hecho un servicio similar a la lengua persa ha sido el poeta épico Ferdousi (Siglo X-XI). Este diccionario se ha convertido en la Autoridad por antonomasia en la lengua persa y es usado como referente y como una especie de DRAE en la lengua castellana. En el diccionario, además de las palabras vienen registrados todas las toponimias de Irán y los nombres de las principales personalidades del mundo y de Irán. En la entrada de cada palabra viene primero el significado, su uso pragmático, su pronunciación y numerosos ejemplos en verso y prosa tomados de la literatura. Dehjoda invirtió 50 años de su vida en redactarlo y según él decía, ni un sólo día dejó de escribir las fichas del diccionario, a excepción de cuatro días, dos de ellos por la muerte de su madre y los otros dos porque se encontraba enfermo. En 1935 Dehjoda regaló al Parlamento los millones de fichas que había escrito del diccionario. Éste aprobó una ley para imprimir aquel valiosísimo legado además de fundar una institución a la que se le puso su nombre, que gestionaría aquella ingente labor y continuaría la obra de Dehjoda, institución que todavía existe. Dehjoda pudo completar durante su vida 4.200 páginas. Ahora el diccionario tiene unas 26.000, que se han editado en 50 volúmenes. El Instituto Dehjoda, además de la labor de ir añadiendo y enmendando continuamente el diccionario y de tener el monopolio de su impresión y edición, ha pasado en fecha reciente toda la obra a un solo CD, pasando de esta forma esta extensa obra a la Era de la Informática. Este instituto también imparte cursos de lengua persa a extranjeros.

Su otra obra

Debido al carácter monumental de su diccionario, el resto de su obra ha quedado en un discreto segundo plano. Después de su diccionario, su obra más importante es "Amsal-o-hekam", que es una recopilación en cuatro volúmenes de todos los dichos, máximas y refranes existentes en la lengua persa, que pudo recopilar. En ella podemos también encontrar hadices (tradiciones orales del Profeta), aleyas coránicas y numerosos poemas que se usan en persa a modo de refrán.

 Por otra parte, Dehjoda también tradujo del francés al persa algunas obras, pero ninguna de ellas ha sido todavía publicada. Tradujo ¨Grandeza y decadencia de Roma¨ y "El espíritu de la Ley", ambas de Montesquieu.

 Dehjoda también escribió un diccionario francés-persa, pero tampoco ha sido editado. También escribió otras obras menores como una biografía de Abu Reihan Biruni y una edición anotada del Diván de Naser Josrov.

 

Fuente: Iranología de IRNA (http://es.irna.ir/es1/index.htm)

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