Pequeñas historias de Râbi’a.

Autor: Râbi’a al-’Adawiyya

Traductor: María Tabuyo

  • Paraíso e infierno

“Un día la gente vio a Râbi’a corriendo apresurada con una antorcha en una mano y un cubo de agua en la otra; le preguntaron:

-Señora del Otro mundo, ¿a dónde vas? ¿Qué andas buscando?

Y ella contestó:

-Voy al cielo. Quiero prender fuego al Paraíso y apagar el fuego del Infierno. Así, Infierno y Paraíso desaparecerán y sólo quedará Aquel al que se busca. Entonces pensarán en Dios sin esperanza ni temor y, de este modo, Le adorarán verdaderamente. Pues, si no existiera la esperanza del Paraíso ni el temor al Infierno, ¿acaso no adorarían al Veraz? ¿No le obedecerían? ¿No le amarían a Él solo por Él solo?”

 

  • Lo revelado

“-Tú- le dijo Hasan- conoces el porqué de las cosas, pero a nosotros no nos es dado conocerlo. Háblame de lo que se te ha revelado.

-Hoy- respondió Râbi’a- fui al mercado con dos rollos de cuerda; los vendí por dos monedas, para comprar comida. Cogí una moneda en cada mano; no quise ponerlas juntas no fuera a ser que me desviaran de la vía recta.”

 

  • Completitud

“Decía Râbi’a:

¡Oh Dios mío!

Cuantos bienes me hayas destinado en este mundo,

dáselos a tus enemigos,

y cuanto me hayas reservado en el otro mundo,

dáselo a tus amigos.

Porque a mí, Tú me bastas.”

 

  • La generosidad

“Râbi’a preguntó un día a al-Thawrî:

  ¿Qué es para ti la generosidad?

-Para los hijos de este mundo- respondió él- es dar abundantemente de los propios bienes. Para los hijos del otro mundo, es darse abundantemente ellos mismos.

-No, te equivocas- dijo ella.

-¿Qué es entonces para ti?

-Es servirle por amor, sin esperar por ello ventaja ni recompensa ninguna.”

 

  • Los tres cosas

“Se cuenta que Râbi’a envió a Hasan al-Basrî estas tres cosas: cera, una aguja y un cabello. Y mandó al mensajero que le dijera:

«Hasan, arde como esta vela, e ilumina a los hombres. Comienza por estar desnudo como esta aguja, y solamente entonces entrégate a la acción. Cuando hayas hecho estas dos cosas, hazte tan fino [imperceptible] como este cabello si quieres que tu esfuerzo no haya sido en vano.”

 

  • El ángel de la muerte

“Se cuenta que un día Râbi’a se encontró con el ángel de la muerte:

-¿Quién eres?- preguntó.

-¡Soy el demoledor de las delicias, quien deja tras de sí viudas y huérfanos!- dijo.

Râbi’a le respondió:

-¿Por qué te presentas en tus aspectos más crueles? ¿No podías decir: soy aquel que une al amante y al amado?”

Fuente: Râbi’a al-’Adawiyya, Del libro “Canciones y dichos de una mística del siglo VIII”

Editorial Olañeta, España, 2006

Derechos Reservados.

Se permite copiar citando la fuente

Fundación Cultural Oriente

www.islamoriente.com

Tipo de texto: 
Share/Save