Tú me bastas
“¡Oh, Dios mío!
Cuantos bienes me hayas destinado en
este mundo,
Dáselo a tus enemigos,
“¡Oh, Dios mío!
Cuantos bienes me hayas destinado en
este mundo,
Dáselo a tus enemigos,
“¡Oh mi alegría, mi deseo
Y mi refugio,
Mi compañero, mi amparo
En el camino, Oh, mi Fin!
Eres el espíritu de mi corazón.
Tú eres mi esperanza,
Mi confidente, mi Amigo.
Mi anhelo de Ti es mi única riqueza,
Mi ardiente deseo, todo mi sustento ...
“Un día la gente vio a Râbi’a corriendo apresurada con una antorcha en una mano y un cubo de agua en la otra; le preguntaron:
-Señora del Otro mundo, ¿a dónde vas? ¿Qué andas buscando?
Y ella contestó:
-Voy al cielo. Quiero prender fuego al Paraíso y apagar el fuego del Infierno. Así, Infierno y Paraíso desaparecerán y sólo quedará Aquel al que se busca. Entonces pensarán en Dios sin esperanza ni temor y, de este modo, Le adorarán verdaderamente. Pues, si no existiera la esperanza del Paraíso ni el temor al Infierno, ¿acaso no adorarían al Veraz? ¿No le obedecerían? ¿No le amarían a Él solo por Él solo?”
La esencia de la experiencia de Rabía es la adoración y entrega incondicional sólo a Dios por
puro amor a Él, a través de pobreza y caridad, confianza y oración.
‐ Constancia y abandono en Él
“Permanece en la puerta si anhelas la Belleza,
Abandona el sueño si quieres entrar.”
Éste es uno de los versos clave de Rabía y se
explica así. “Habrá que permanecer en la puerta,
sin tratar de forzarla, a la espera, atentos a las
señales que se nos den. Y abandonar el sueño,...